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Hora de iniciar el plan de captura.

Grimmel estaba con sus Ganchos Mortales y uno de los dragones puso su aguijón encima de un vidrio colocando su veneno en éste. Grimmel tomó el vidrió y colocó el veneno dentro de un tubo y luego colocar eso mismo dentro de uno de sus dardos.

Los jinetes, quienes usaban sus trajes de vuelo, volaban hacia la base. Hicca, quién volaba en Tormenta junto a Astrid, saltó para planear a la base y aterrizar ahí. El trampero seguía trabajando en lo que sea que estaba haciendo antes de que uno de sus Ganchos Mortales notara que algo no estaba bien. Grimmel chasqueó los dedos ordenando a sus dragones que defendieran la base a la vez que los jinetes aparecieron detrás de unas rocas.

-De acuerdo. Sepárense, así seremos más difíciles de atrapar.- Patán comentó.

-Yo pensaba que deberíamos separarnos... Solo porque sí.- aportó Eret.

-Esa es una buena idea.- habló Valka antes de que los jinetes se separaran.

-¡¿Por qué?!- se quejó Patán una vez estuvo solo.

Los jinetes caminaron de forma sigilosa hacia la torre de Grimmel. Astrid lanzó una piedra al lado opuesto de la base distrayendo a un Gancho Mortal. Brutacio estaba a plena vista hasta que Brutilda lo jaló antes de que un dragón logre verlo.

Hicca corrió hacia unas escaleras y llegó hasta el cuarto en donde creía que estaba Grimmel mientras prendía en llamas su espada. Ella no lo vió ahí dentro y estaba a punto de regresar con sus amigos hasta que una red cayó del cielo que cubrió la base. Hicca corrió afuera del cuarto escuchando los gritos del pequeño Pescadillo.

-Shh. Shh. ¡Silencio!- Patapez intentaba calmar a la cría.

Hicca logró salir del cuarto de Grimmel y encontró al susodicho al otro lado de la red.

-¿Dónde está tu dragón cuando lo necesitas? ¿Hmm, jefa? ¿O debería llamarte Alfa? Supongo que se debieron de haber olvidado de ti.- rió de forma cínica disfrutando de ver la ira reflejada en los ojos reptilianos de la chica.- Primera regla de la caza: separa a la presa de su manada. Solo se quitaron solos de la ecuación.

-¿Por qué estás haciendo esto?- preguntó Hicca en un rugido.

-¿En serio? No creí que te interesaba. Bueno, a diferencia de ti, cuando era un niño me encontré con un Furia Nocturna. ¡Lo maté en dónde dormía!- su sonrisa creció más al ver a la chica tratando de mantener su cordura bajo control.- Ese simple acto me dió coraje y me hizo un héroe en mi aldea. Así que, decidí matar hasta el último de ellos, trayendo verdadera paz a la gente de éste mundo. Hasta que tu llegaste diciendo que los dragones no son ladrones ni asesinos. Y ese sinsentido va a morir hoy. Empezando contigo, chica dragón.

-Tú mataste a la familia de Aren...- dijo con veneno en su voz tratando de no estallar en ira y quebrar su espada a la mitad. Inhaló aire profundamente.- Pero tú tienes dragones propios.

Grimmel se rió del comentario de la chica.

-¿Estos? Estos son asesinos de dragones, drogados para obedecer con su propio veneno, a diferencia de esos dragones tan lindos con los que creciste.- se burló.- Ni siquiera tú o tu precioso Alfa pueden controlarlos. Ellos me obedecen...- Grimmel colocó la dichosa droga en un Gancho Mortal que estaba a su lado.- Y solo yo. Déjame mostrarte.

Y el trampero silbó dando la órden.

-¡Cúbranse!- Hicca gritó.

Un Gancho Mortal disparó su ácido a las escaleras en las que estaba Hicca, pero ella logró saltar justo a tiempo para evitar quedarse atrapada.

Heart of a DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora