Capítulo 3

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Al día siguiente del examen me desperté más tarde de lo normal ya que sentía mi mente agotada. Cuando desperté me rasque el ojo y le eche una ligera ojeada a mi móvil que estaba en la mesilla, al encender la pantalla me sorprendió ver los cincuenta mensajes sin leer que tenía de mi mejor amigo Darío.

Pero eso era lo menos importante, ya que un segundo mensaje se llevo toda mi atención en cuestión de segundos, era de mi profesor, pero no de cualquiera de mis profesores sino el de matemáticas, me incorporé rápido mirando el mensaje, donde el asunto ponía "Notas de la recuperación", en ese momento sentí como los nervios invadían mi cuerpo y mi corazón latía más rápido, incluso mis manos comenzaron a sudar.

-Por favor.. solo quiero un cinco- supliqué al universo antes de abrir aquella notificación.

Entré en el archivo dónde estaban todos los nombres y busqué el mío apresurada. Cuando lo encontre miré fijamente el móvil y me rasque los ojos para volver a mirar, después lo solté sorprendida dando brincos y saltos encima de mi cama.

-¡Si! ¡Si! ¡¡Si!!, ¡¡Un cinco con cincuenta y cinco!!- seguí saltando emocionada sin poder creermelo -¡Chúpate esa Voldemort!

Por primera vez en mi vida sentía que todo por lo que había luchado había valido la pena, puede que fuera una nota baja, pero había conseguido quitarmelo de encima y eso para mi era más que suficiente.

Me volví a sentar en la cama cogiendo el móvil con una sonrisa de felicidad en mi rostro viendo los cincuenta mensajes de Darío felicitandome, aunque después entre algunos de ellos quejándose de que aun no le hubiera respondido, pero estaba tan emocionada que sus quejas me daban igual.

Iba a responder pero un delicioso olor a tortitas recién hechas que venía de la cocina llegó a mi nariz, me levanté sonriendo yendo a la cocina, vi que mi padre estaba ahí y tenía un gran plato de tortitas en su mano, así que me acerqué sonriendo.

-¿A qué se debe estas deliciosas tortitas?- mire el plato hambrienta robandole una.

-Estoy probando una nueva receta de internet- me miró con atención- ¿están buenas?

-Si, tienen un ligero sabor a plátano- sonreí

-Me alegro, por cierto ¿cuando te dirán la nota de matemáticas?

-Ohh si, se me olvidaba- saqué mi móvil sonriendo y le enseñé el mensaje del profesor- he aprobado mates- emocionada.

-Ves, te dije que lo conseguirías y tu diciendo que no podrías- negó con la cabeza- tienes que confiar más en ti- me sirvió unas cuantas tortitas en un plato.

-Ya sabes como soy, pesimista hasta el final- reí un poco llevándome una tortita a la boca.

-Pues eso debe de cambiar ¿me has oído?- me miró

-Si papá- me seguí comiendo el desayuno.

La mañana no podía ser mejor por fin era libre del instituto, ya solo tendría que preocuparme por la EBAU, que todavía faltaban unas semanas, y en lo más importante mi traje de la graduación que con todo lo que había tenido que estudiar no había podido prepararme nada y era en dos días, así que tenía que darme prisa.

Cuando terminé de desayunar recogí todo y fui a mi habitación a vestirme, después ordene un poco el desorden que tenía como habitación y cuando terminé preparé mis apuntes para cuando me pusiera a estudiar, luego llamé a Darío que contestó al instante.

-Hombre, pero mira quién es, si es la bella durmiente que ha despertado.

-Calla Eduonosio, necesito pedirte un favor.

Un verano inolvidable a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora