Capítulo 4

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Las siguientes semanas a la graduación, no habían sido para nada buenas, los exámenes de EBAU no me salieron como a mí me hubiera gustado, además mi estado de ánimo no había mejorado desde aquel día, me había pasado los días encerrada en mi habitación sin nada que hacer.

Lo único bueno de esa semana es que había encontrado un grado que mezclaba las dos cosas que más me gustaban del instituto, la biología y el laboratorio, aunque todavía no había tomado una decisión, sabía que esa opción podría ser buena.

¿Por qué ha tenido que acabar así?¿Seré siempre la segunda opción?

En mi cabeza no paraban de resonar las palabras de Cassandra y las risas de aquella catastrófica noche, realmente estaba mal y cuando más necesitaba a alguien a mí lado, estaba más sola que nunca.

No había vuelto a hablar con Darío, no sabía nada de él, no sabía cuándo se iba o si se había marchado ya.

¿Era una mala amiga por no haberme preocupado por su viaje?

Suspiré y me senté en la cama pasando mis manos por mí cara cansada, cada noche era más horrible que la anterior, el insomnio me estaba matando lentamente.

Tal vez debería hablar con Darío, al fin y al cabo él siempre ha estado ayudándome cuando más lo necesitaba.

Cogí mi teléfono y lo encendí ignorando las quinientas notificaciones de los videos de burla que habían hecho y difundido la mayor parte del instituto, había pasado de ser la chica invisible a la del ponche asqueroso, no estaba de humor para verme en aquellas fotos haciendo el ridículo.

Llamé a Darío mientras jugaba con la sábana en una de mis manos, no había estado tan nerviosa nunca, realmente nuestra amistad me importaba y no quería que acabase así, pero desgraciadamente no cogió el teléfono. Suspiré mirando hacía abajo y lo tiré a la cama sin esperanzas.

¿Y si ya es demasiado tarde para resolver el problema?

Pero cuando ya lo daba todo por vencido vi la pantalla de mi móvil encenderse y la cara de Darío en ella, no lo dudé dos veces al descolgar el teléfono y llevar lo a mi oreja.

-¿Darío? - más nerviosa de lo que me hubiera gustado haber estado.

-Ey Jane.. ¿Cómo estás?

Su voz sonaba con tono que no era familiar en él, se notaba que estaba arrepentido y tenía miedo a que le reprochara por el tema, pero yo no era así.

-La verdad es que no es que esté en mi mejor momento, pero sé que podré con ello.

-Bueno.. ya sabes que aunque no vaya estar aquí siempre me puedes llamar.

Me alivio un poco escuchar eso, por lo menos sabía que nuestra amistad no se había acabado,ahora me faltaba saber si aún seguía aquí o se había ido.

-Gracias Darío.

Hubo un momento de silencio, en el que no supe muy bien que decir hasta que él lo rompió.

-Perdoname.. No fue el mejor momento para decir que me iba.

-No te preocupes, dejemos eso en el pasado.

-Está bien.

-¿Y... Cuándo te vas?

-Pues lo cierto es que estaba terminando de preparar las cosas para ir al aeropuerto, tengo el vuelo a las seis.

¡¿Qué?! ¿Se iba ya?

-¿Qué?- sorprendida mire la hora de mi reloj mirando que eran las doce en punto.

Un verano inolvidable a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora