Capítulo 17

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Tratamos de pasar una noche tranquila, así que los dos pusimos nuestros teléfonos en modo avión, no queríamos que nadie nos molestará, nos metimos en la cama y aunque al principio decidimos ver una película, luego seguimos con lo que antes nos habían interrumpido.

Al día siguiente me desperté viendo como Jacob dormía a mi lado, se veía tan tranquilo y relajado, me acerqué a él más de lo que ya estaba y acaricié su espalda desnuda sonriendo, me fijé en el tatuaje que tenía en la parte de arriba, era una pequeña brújula, se parecía a la que tenía yo en el antebrazo, pero la suya era mucho más simple.

Darío tenía razón, no era imposible que el chico perfecto estuviera con la chica invisible, aunque Jacob me ha demostrado que en ningún momento había existido esa chica invisible, solo necesitaba un pequeño empujón para brillar.

Acurruqué mi cara en su hombro empezando a darle besitos por la espalda, lo miré de reojo, viendo cómo se le formaba una sonrisa tonta en la cara, me atrajo hacia él atrapándome en su pecho mientras seguía durmiendo.

Reí flojo acurrucada en él, le di unos cuantos mimos, en los que él me correspondía mientras seguía adormilado, hoy me sentía especialmente cariñosa y no sabía porque, pero quería pasar todo el día abrazada a él.

Al cabo de un rato me levanté lo más cuidadosa posible para no despertar a Jacob, que se había quedado dormido de nuevo, miré a mi alrededor y cogí lo primero que tenía a mano, que era una camiseta suya, cuando me la puse no pude evitar tener una sonrisa tonta en mi rostro, ya que un aroma a él me rodeó al instante como siempre hacía.

Me hice uno de mis típicos moños despeinados y me estiré , hasta que por fin decidí que lo mejor sería bajar a la cocina para comer algo y dejar a Jacob durmiendo. Baje las escaleras viendo que la casa estaba completamente en silencio, cuando llegué a la cocina miré que podía desayunar, tras unos instantes de meditar varias opciones opté por hacerme algo sencillo, así que saqué un cuenco y unos cereales con leche.

Pero cuando iba a llevarme la primera cuchara a la boca, escuché como la puerta de la entrada se abrió y unos segundos después se cerraba, intenté mirar quién era pero era imposible hacerlo sin que me viera mis pelos de loca.

Mierda

Intenté pasar desapercibida y hacer el menor ruido posible para ver si la suerte estaba de mi lado, pero no lo estaba y los pasos de aquella persona se acercaron a la cocina.

Solo había dos opciones, o era la señora Britt, que era más comprensiva y amable, sabía que con ella no tendría ningún problema o una opción que me gustaba menos el señor Britt.

De repente el Señor Britt entró yendo directo a la cafetera

¿En serio universo? Ya podrías hacer que algo me saliera bien.

Pareció no darse cuenta de mi existencia, así que fui a hurtadillas a la puerta de la cocina para salir de ahí lo más rápido posible. Pero eso solo sale bien en las películas.

-¿Jane?

Cerré los ojos dándole la espalda con el tazón de cereales en mi mano.

Mierda, mierda, mierda.

-¿Sí?- me di la vuelta avergonzada.

-¿Qué haces en mi casa?

-Esto...

-¿Y con la ropa de mi hijo puesta?- su cara no era amigable, más bien daba miedo.

-Eh.. bueno.. esto..- sentía que no era capaz de decir una frase sin tartamudear intenté inventar una excusa pero los nervios se habían apoderado de mí.

Un verano inolvidable a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora