Prefacio

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Y el mundo no quería que estuviésemos juntos, así que construimos el nuestro en las ruinas del que habíamos habitado...

Créditos a lvanessac10 por la hermosa portada 🥀🖤

08 de diciembre, 2007.
Distrito Regional de WeyreRoss
Reclusorios Psiquiátricos de Rehabilitación

Mientras ella corría podía escucharlo detrás suyo, tan cerca, y tan lejos.

Los pasillos eran infinitos al intentar encontrar una salida, escaleras, pasillos sin salida ¿qué tan viable era encerrarse en una de las muchas habitaciones?

¿Por qué corres? No te haré daño.

A pesar de que su voz se escuchaba tan cerca, ella seguía corriendo, la idea de morir era un pensamiento intenso, la idea de que en algún momento caería y su corazón dejaría de funcionar era simplemente abrumadora.

Entonces se sintió igual que en aquel tiempo, cuando corría en medio de los árboles huyendo de aquel mal. No soportaba la idea de terminar con todo lo que había intentado, no ahora que tenía la oportunidad de cambiarlo todo.

Estoy junto a ti, ¿qué necesidad hay de correr?

Oía a lo lejos su risa.

>>No. No. No. aléjate

Sus pensamientos eran sólo suplicas y dolor interno, remordimiento y pasillos sin salida.

El azul de sus ojos, sus gestos y su voz seguían resonando en su mente a pesar del tiempo que había pasado. Cada vez cobraban más sentido, y se cuestionó si de verdad valía la pena correr, si encontraba a alguien no le creería, solo ella podía verlo, él solo se revelaba ante sus ojos completamente.

¿Quién le creería? ¿Acaso alguien tendría en cuenta sus palabras?

Sus palabras, esas que no salían de su cabeza, esas que se repetían continuamente, como un recordatorio de que la mentira la había elaborado ella, y que la verdad siempre estaría ante sus ojos, solo ante sus ojos.

¿Le crees a lo que tus ojos ven, o a lo que tu mente te dice que veas?

Su pregunta aún era sólo un interrogante en sus pensamientos, aunque ya no parecía tan absurda la idea de que todo lo que estuviera viendo fuera tan solo un engaño.

Silencio. si mueres, yo seré libre — su sangre se congeló al sentirlo cada vez más cercano.

Todo los caminos y las decisiones que había tomado agobiaban su mente acelerada, ¿por qué hacerlo tan difícil? ¿Por qué simplemente no dejar de correr? Se lo cuestionó muchas veces, pero siempre había algo allí que le decía que no parara, que aún tenía oportunidad; y también estaba esa voz que le pedía a gritos que dejara de correr, que no sería capaz de huir de sus garras.

El ruido de sus pasos, estoy tan cerca de la puerta...— pensó en voz alta con devoción.

No puedes huir aunque quieras, Alessia.

Quimeras De Amor Y Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora