VIII. Reluce en el cosmos, mi estrella.

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24 de enero. 2007.
-Aiden-

El destino tiene formas muy crueles de jugar, muchas veces se alinea con sucesos que creímos imposibles, hechos que comprueban día a día, que la realidad supera la ficción.

Un gusto, Aiden, bienvenido a mi mundo.

Una sonrisa divertida danzaba en sus labios, la luz de la luna iluminaba su rostro a través de los ventanales. Los vidrios eran tan gruesos que no podían romperse, de día eran como un espejo, cada quien veía lo que ocurría en el exterior a través de ellos, pero nadie del exterior podía ver lo que ocurría en el interior.

En su rostro habían manchas rojizas de sangre al igual que en las baldosas. El olor metálico inundaba el pasillo, no había nadie cerca, nadie me había detenido, nadie me había buscado, era extraño, sería imposible no encontrar a nadie siguiendo este olor. Siendo sinceros, en mi mente maquinaba las posibilidades de que cada una de las personas que entró a este edificio, o que no pudieron salir, estarían muertas.

Y de qué forma pudieron haber muerto...

Detesto pensar por eso. Porque pienso demasiado.

Y era irónico pensar en las razones sobre el por qué un demonio entraría a este internado buscando a una persona matando a diestra y siniestra, hasta donde sabía no era necesario para ellos hacer eso; aunque la verdad era aún más irónico pensar en que probablemente, ese demonio estuvo conviviendo aquí junto a nosotros, como un ser igual, era repugnante para mi pensar que pudo haber estado tan cerca de mí que no conseguí notarlo.

Si te conoce estuvo junto a ti todo el tiempo, si sabe tu nombre, está jugando contigo.

El hecho de que un demonio sepa tu nombre es un peligro, las posibilidades de que esté siguiéndote son muy altas, aún más si estás confinado en un sitio como este. A pesar de eso no encuentro razones para que sea yo el objetivo, es por eso que no puedo dejar de pensar que es una trampa.

¿Y qué podría hacer alguien como yo en una situación como esta? ¿Sin respuestas? ¿Frente a un monstruo que puede matarme en un abrir y cerrar de ojos?

Mi faceta de cristal lamenta no entender las cosas.

Realmente nada, pero aun tengo una opción, y sé que es peligroso, pero esto no puede seguir así, emocionalmente ya no puedo seguir viendo la vida pasar frente a mis ojos y ser solo yo quien vea lo que está pasando.

Sé que Alessia también puede verlo, pero ella no es una opción, no tiene control sobre lo que ve y lo que siente, y a pesar de que no soy ella para decirlo, es igual o más peligrosa que un demonio de sangre pura.

Y esa faceta demoníaca que todos tenemos detesta las mentiras y los lamentos.

Desconfío de ella, me molesta su ingenuidad, nunca me cansaré de decirlo, y está mal, lo sé, pero no tengo la paciencia suficiente para tolerar su actitud, no se conoce, no sabe que puede ser ella la que esté causando todo esto.

Y no lo sabrá hasta que alguien la haga reaccionar.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué tan pensativo? — preguntó en un tono burlesco.

Dudé en responderle, aun así aparentaba seguridad.

— ¿a quién se supone que estás buscando? — pregunté en desconfianza.

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