-Azulejo Roto-
25 de noviembre, 2005
Hacía tiempos la observaba con detalle, me preguntaba que la había llevado a hacer lo que hizo. Cerré el libro que estaba leyendo con la vista cansada, mis párpados se cerraron y cuando desperté eran cerca de las 9:00 de la noche. Miré el techo, no quería estresarme por tal cosa, pero últimamente se me hacía muy molesto dormir en la tarde y no dormir en la noche, me daba dolor de cabeza.
Al levantarme sentí mareo y maldije hacia mis adentros por tener que caer de nuevo en la cama, el simple movimiento me causó punzadas de dolor en el cerebro, no tenía nada interesante que pensar y agradecí a mi mente por dejar de trabajar tanto; el dolor de cabeza no disminuyó con agua fría y tampoco tenía medicamentos. Salí del cuarto de baño agarrándome la cien izquierda con los dedos, uno de mis ojos dolía en señal de que lo más seguro es que mi astigmatismo aumentaba, desde luego, no veía bien, las letras del organizador que colgaba a lo lejos en una pared eran simples puntos borrosos. Y ahora que no tenía los lentes, la situación no podía ser peor.
Se me revolvió el estómago y estuve a nada de retroceder a vomitar en el retrete, pensé en las razones del por qué tenía que enfermar tan seguido hasta que el sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos.
El número en la pantalla era borroso, contesté entre dormido por el mareo y no musite palabra; la voz que oí al otro lado del celular me despertó por completo, supe entonces al oír una voz secundaria que efectivamente, había conseguido interceptar un celular con éxito.
— ¿no te cansas de molestar?
— Desde luego que no, te extraño ¿cuando vas a venir a verme?
Silencio al otro lado de la pantalla, fuera lo que fuese, no sabía si reírme o preocuparme, no sabía en qué lío se había metido ahora, o mejor aún, en que clase de lío se metió que aún no ha salido.
Su voz seguía siendo casi igual, solo que tenía más cansancio, no me imagino su preocupación como para no estar durmiendo a esta hora si es lo que tanto le gusta hacer. Te confesaré algo, tomé la opción de interceptar su celular cuando dejó de responder a mis llamadas, y, no se si me voy a arrepentir de hacerlo.
—...
— Vamos, no seas tímido, estoy seguro de que lo disfrutaste tanto como yo.
— cierra la boca. ¿Cómo conseguiste mi número?
— hey, paso a paso, eso no te lo voy a decir. Y ya, ¿por qué me contestas si sabes que puedo ir a buscarte? Tengo tu ubicación.
— Eso no te importa, desaparece, ya, adiós.
— ni se te ocurra colgar.
Conociéndolo, va a colgar.
Hasta me lo imagino sonriendo.— Llegas a colgar y no sabes lo que te va a pasar cuando te encuentre.
¿No que tenía su ubicación?
— ... ¿Algo más para decir?
— Te conozco, y se que me vas a colgar, lo haces y...
Le colgó. Me quedé en la llamada como parte del número de la operadora, que por lo que entendí podia grabar durante un minuto el número que permanece en línea, es decir, se obtuvo el número, puede interceptarlo por un corto tiempo, después se olvida. Es más o menos una especie de micrograbador ilegal. Se supone no se debería de dar cuenta, me quedé solo para ver si podía recuperar algo de lo que el individuo decía antes de cerrar sesión y borrar todo rastro fraudulento que pudiese delatar mi existencia, se supone que puedo hacer eso, también iba en el programa que conseguí.
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Quimeras De Amor Y Muerte
Viễn tưởngY ella vivía en una de esas burbujas, creadas para protegerse del exterior y su maldad. Pero ella olvidó que las burbujas se rompen y te dejan caer en el vacío. La niebla fue ese velo creado por los dioses para separar la luz de las tinieblas, huma...