XI. El hilo rojo de sus destinos.

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Alessia.

La voz de la melancolía, y el retumbar de un grito desgarrador junto con el mal presagio hicieron que se despertara con el corazón acelerado y la respiración agitada.

Serian cerca de las 11 de la noche, las manos le temblaban. Al caos de su mente desesperada por encontrar una respuesta llegó el color azul, acompañado de un nombre.

Aiden.

Su corazón palpitó con fuerza contra su pecho resonando en sus oídos, el mal presentimiento se mezcló con su respiración, un sentimiento profundo de melancolía hizo que su pecho doliera.

Aiden no pudo haber muerto...

Pensó con incredulidad. Lo extraño de sus emociones era la seguridad con la que se expresaban, es por eso que no dudo ni un segundo en creer en ellas.

Pero era cierto que desconocía en verdad por qué sentía tal cosa, era como un sentimiento de tristeza y hermandad, un pensamiento tan repetitivo que gritaba verdad absoluta. Uno de ellos había muerto, aquel grito seguía resonando en lo profundo de su mente.

Era perturbador.

Y se negaba a creerlo.

Una de nuestras estrellas se ha desvanecido...

Alessia se congeló en su lugar al escuchar su voz en lo silencioso de su mente. Todo lo que conformó sus pensamientos se congeló por un instante.

Su cosmos se ha perdido en el polvo de estrellas...

Sintió calidez en sus mejillas, lágrimas descendian una tras otra por su rostro, quizá saber la razón por la que lloraba nunca la descubriría, había cosas que hacía y nunca terminaba de entender el porqué. Pensó en que no tenía una relación de afecto especial por Aiden, pero aun así, si él de verdad había muerto...

Un alma como él no pudo haber muerto, no...

Alessia llevaba un tiempo intentando descubrir por qué Aiden le interesaba tanto, y descubrió qué había algo más allá de su personalidad que le agradaba, intentó escribirlo muchas veces, pero seguía sin entender por qué lo veía tan transparente.

Nuevamente se repitieron sus pensamientos uno tras otro, nuevamente quiso sacar su cuaderno e intentar escribir que era lo que sentía como había recomendado su psicóloga, pero era una pérdida de tiempo, según ella, eso no servía. Detrás de ese impulso energético causado por el espasmo se esparció de nuevo el cansancio, sus ojos comenzaron a cansarse de soltar lágrimas, y aún sentada cerró sus ojos y comenzó a dormirse.

Estaba en un estado extraño de somnolencia y conformidad en su sueño cuando sintió que algo se acercaba a ella en la oscuridad de su mente, perturbando su tranquilidad, y volvió a despertarse cuando sintió el eco de un grito resonar contra sus oídos.

Con la diferencia de que no había sido solo un sueño.

Sus compañeras comenzaron a levantarse con curiosidad y nervios de sus literas, Alessia quiso abrir sus ojos, pero su adormecimiento no se lo permitía. Una de ellas abrió la puerta, la luz estaba encendida, se miraron las unas a las otras con extrañeza, no era normal que la luz siguiera encendida a tal horario, no cuando siempre una de ellas se aseguraba de que todo estuviese en su sitio antes de irse a dormir.

Alessia se forzó a abrir sus ojos y al levantarse, como consecuencia sintió que su cabeza daba vueltas sin cesar alguno. Bajó al suelo, y fue así que terminó por caerse entre dormida y despierta captando la atención de unas cuantas miradas.

Quimeras De Amor Y Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora