II. La belleza de sus ojos sin vida.

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Capítulo II.
12 de enero, 2007
Alessia.

En aquel tiempo tal vez hubiera decidido hacer algo productivo con mi vida, hubo cosas que decidí dejar atrás, otras que a pesar del tiempo transcurrido, siguen ahí, si tuviese que hablar de mi, no podría decir muchas cosas, todas serían tan repetitivas como un bucle. Mi mayor deseo es solo una fantasía, pues lo único que deseo es sentir que puedo quedarme estática, en paz, pero eso no es posible, así que solo me queda soltar ese deseo y caer en el abismo.

Olvidar fue una opción durante mucho tiempo, tanto así que llegue a olvidar las cadenas que me ataban, yo sería libre, de alguna forma lo sería.

El mejor ejemplo de libertad es un ave, libre, capaz de surcar los cielos sin limitación alguna más que su cansancio, sin cadenas, sin nada que la sujete al suelo. Me gustaría ser un ave, tal vez así pueda ver mejor el mundo, por ahora solo queda el anhelo, el deseo, y la sonrisa que el mundo quiere ver.

Hace tiempo que me gustaría decir que quiero vivir, es difícil, y a su vez tan simple, rechazo aquí, rechazo allá, las constantes negaciones hacen que no aprecies tu vida porque no consigues lo que quieres, o al contrario, hacen que comiences a valorar lo que tienes. Luego estoy yo, sin objetivos, sin nada que valorar ya que no está junto a mí, limitaciones continuas, sigo viva solo porque quiero, y porque aún tengo paciencia.

Deberías de hacer algo productivo.
¿A eso le llamas esfuerzo? Yo hacia más que tu.
¿Por qué no eres como él o ella?

Si creciste rodeado de comentarios como esos, te mereces una disculpa.

Nadie entiende que es lo que estás haciendo, ni siquiera tú, solo está el deseo de ser aceptado, es mecánico, tanto así que con cualquier error siempre hay alguien para recordarte eso, pensar en esto es agobiante, a veces todo es así. Tal vez debería de parar y recordar un poco su rostro, quien quita que así consiga recordarlo un poco más. De forma más bonita, más sana.

Caminaba por el pasillo del internado, último año, última oportunidad para decidir que hacer antes de cumplir los 18. No me gustan los cambios, pero no tenía opción, ahora estoy en otro lugar, donde puedo comenzar de nuevo, otra vez. Pero hubo cosas que no cambiaron, en el fondo debería dejar de preocuparme por la teoría que te contaba, pero me es imposible cuando siento que algo me está mirando sin temor alguno, en el fondo necesito distracción, algo en que ocupar la cabeza.

Pero no hay nada, al paso que llevo solo me quedaría matar a alguien para llamar la atención.

Pero no lo voy a hacer.
No lo debo hacer.
Y no quiero hacerlo.

¿Segura?

Tu cállate.

Bien, continuando.

Hablar solo es una alternativa muy buena. Tal vez necesito un nuevo amor, que me quite esas ganas de destrozarlo todo y sentir algo por enésima vez en la vida.

Hasta a mi me dolió eso.

Te preguntarás que pasó con él, efectivamente, está muerto, y fue culpa mía. El pensamiento me carcome a veces, él tenía vida por delante, y fui yo quien le detuvo, y es doloroso porque pienso que pude haber hecho algo para evitarlo, sé que tal vez no hubiera podido hacer nada de todas formas, pero aún conservaba una esperanza.

Porque en el fondo de un corazón roto, hay una mente vacía, que busca encender de nuevo esa chispa que ha caído en el agua y se ha consumido.

Caminaba sin rumbo, algo bastante común en mi, no sé por qué sigo haciéndolo, a lo mejor consiga algo productivo, tal vez termine conociendo a fondo las paredes de este internado, y tal vez en algún momento pueda huir o encontrar algo que me guste.

Quimeras De Amor Y Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora