«Antes de un tiempo calculable se dice que la Tierra era mucho más de lo que podemos imaginar, pero debido a una destrucción formidable quedó como un planeta inhóspito cuyos salvadores fueron los dioses. Nadie sabe cómo surgieron, solo cuentan las historias de cómo crearon volcanes, montañas, ríos, tierras fértiles y más importante, seres humanos»
«Ellos, a quienes llamamos "los dioses creadores", o "generación cero", son conocidos como Ryoko, diosa del amor, Torrim, dios del miedo, Kaleah, diosa de la conciencia, Akalyn, diosa de la esperanza, Dyrraynth, dios del destino, Khayda, diosa de la voluntad, Callhent, dios de la evolución y Kyerne, diosa del karma. Quienes llegado un período de nuestra historia decidieron expandir su poder divino al tener descendientes: los dioses de la primera generación con quienes los magos pueden establecer contratos»
Bajé mi libro de Historia que ahora se había convertido en un cuento matutino para la pequeña humana que me miraba con ojos sonrientes. Ella me pidió continuar, pero eran las nueve de la mañana y todavía ambas estábamos sentadas en el suelo de mi habitación.
—Prudente es que vayas a cambiarte.
—¿Pero... qué pasó con los dioses?
—Nos abandonaron.
—¡Brajko!
Lo miré soñoliento a mi lado y le pedí que guardara esos comentarios tan groseros. Él solo se mostró despreocupado mientras yo terminaba de convencer a Eve (como la habíamos llamado) de que fuese a mi closet a cambiarse de ropa. A los diez minutos logré mi cometido.
—La consientes.
—Pasamos toda la noche buscando una explicación a su aparición y lo único seguro es que se quedará conmigo hasta que una deidad la reclame. Si es mi deseo consentirla, mi deseo no debería ser tu molestia.
—Tu deseo se vuelve mi molestia cuando me arrastras a desvelarme en tu casa.
Querido diario, Brajko y yo habíamos pasado la noche juntos tratando de buscar una solución al asunto de la asíngima. No podía confesar que me desagradase, de hecho, era la primera vez en diez años que compartíamos tanto tiempo tranquilamente. Se sentía como un sueño tenerlo sentado cerca de mí bajo la ventana que dejaba entrar muy poco aire. ¡Pero seguía siendo un chico aun si era Brajko!
—Creo que soy corruptible. Charlotte siempre me advirtió que los chicos hacían hasta lo imposible por pasar una noche en tu cuarto, debo haber olvidado su advertencia.
Se distanció de la pared para terminar mirándome fijamente, no supe cuándo, pero su mano de pronto acarició mi mejilla.
—No eres corruptible, eso me quedó claro hace un tiempo porque sin importar todo el daño que te he causado, tus ojos siguen mostrándome bondad.
—Aprendí que no puedo odiarte, es todo. —Se hizo un silencio insondable—. ¿Y tú eres corruptible? En todo este tiempo he sido incapaz de conocer tus verdaderos sentimientos, ¿qué es real en ti?
Lo próximo que Brajko hizo fue esquivar mi mirada para dirigirla a sus manos que parecían amoldar el aire como tal artista de barro. No fue hasta un minuto después que pude ver una pequeña figurita de aire tomando forma, como paso final la convirtió en cristal con su magia. ¿Cristal reflector?
—¿Qué es lo que acabas de hacer?
No respondió, solo "lo" colocó en mis manos. Era una diminuta pieza de perfectas proporciones y detalles minuciosos que tomaban la figura de Ryoko, la diosa principal del amor.
—Oh, está llorando.
—No eres corruptible, pero posees la habilidad de corromper a otros.
—¡Yo no le hice nada!
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El Juego de los Hilos Divinos
FantasyBrajko es un chico arrogante y egocéntrico que se siente superior a los demás, en particular disfruta haciendo miserable la vida de Walentyna. Una chica amable y de alma pura. Sin embargo, todo cambia cuando la diosa del amor interviene en sus vidas...