Dos cosas tenía claras cuando crucé la calle. Primero, esta reunión guardaba una razón oculta, y segundo, no iba a terminar bien.
Tomé a Eve de la mano cuando mis padres llamaron a la residencia Hargreaves, le dije a la niña que no se preocupara porque tomamos las medidas necesarias para que no la reconocieran... y otras extras para que los abuelos no se enterasen del hechizo de amor.
—Buenas noches, señor Hargreaves. Tan elegante como siempre.
—Lo mismo le digo... señor Huffmoore.
Al visitar una casa era norma de cortesía elogiar el físico de la persona, era una forma de decir: "me da gusto verte" de no decirlo, se interpretaba lo contrario. Luego de las formalidades, pasamos al interior de la residencia, era muy parecida a nuestra casa, solo que con menos iluminación y una decoración exhaustiva a la vista.
Sin embargo, habían flores alegrando el ambiente y la sala había sido remodelada a un estilo más de la era nicholeca. Lo cual era un gesto formal de bienvenida. Supongo que sí se habían tomado en serio la reunión H/H.
—¿Esa es la niña que adoptaron?
—Así es. No la hagan sentir incomoda sobre el tema, por favor.
—Entiendo. Mi esposa e hijos bajarán en breve, disculpen sus modales de no recibirlos inmediatamente.
—Esperaremos.
—¿El gran señor no viene con ustedes?
Gran señor era el título destinado a los abuelos de la familia.
—Cuando le preguntamos dijo que llegaría "en el momento justo."
Había intentado enseñarle lo básico a Eve sobre este tipo de visitas formales, pero me dijo que era demasiado a aprender muy pronto, así que esperaba que no hubiese problemas. Luego de una corta espera vimos bajar por las escaleras a los otros miembros de la familia, la señora Hargreaves tan bella como siempre denotaba delicadeza, los dos hermanos mayores de Brajko parecían rudos, incluyendo a su hermana, pero tenían modales de oro.
Me era extraño el ambiente porque desde hacía mucho tiempo no se veían a nuestras dos familias en una misma habitación. Brajko y yo tratábamos de evitar la mirada, resultaba más cómodo así.
Pasadas las presentaciones, los Hargreaves como buenos anfitriones nos dieron unos presentes. Le expliqué a Eve que al visitar una casa era un gesto amable dar un regalo, mas, nunca hacerlo si eras el invitado porque podrías dar a entender que la familia carece de algo.
Cada regalo guardaba un significado distinto. Obsequiar comida significaba prosperidad y era como decir "me preocupo por su bienestar", dinero era suerte, casi como "no quiero que pases problemas", medicina, pues salud, y se refería a "nunca te enfermes", algo hecho a mano significaba amor, similar a decir "te quiero mucho", y finalmente, bebidas era aprecio para decir "quiero tu felicidad."
Los Hargreaves siendo formales nos regalaron un vino especialmente añejado durante siglos.
Realmente parecía que todo podía marchar bien, nos hallábamos en el gran salón para "el catar de vino". Se trataba de un protocolo tradicional solo empleado para reuniones formales. Una mujer de cada familia debía usar su poder mágico para transformar una copa de agua en el vino más exquisito a través de un hechizo donde las manos, siendo perseguidas por el agua, se movían como si fuese danza.
Al terminar se le entregaba el vino a la otra familia, según el poder y control mágico de la mujer, era la calidad de la bebida. Se decía que eso demostraba el potencial de cada linaje.
Para este momento, mi familia me seleccionó por ser la menor, y mi adversaria era la madre de Brajko. Nuestros vinos fueron sin duda alguna ejemplares únicos porque la expresión de los jefes lo decía, no estaba segura de haber estado a la altura de la señora Hargreaves, pero fue divertido sentir tanta tensión al intentarlo.
ESTÁS LEYENDO
El Juego de los Hilos Divinos
FantasyBrajko es un chico arrogante y egocéntrico que se siente superior a los demás, en particular disfruta haciendo miserable la vida de Walentyna. Una chica amable y de alma pura. Sin embargo, todo cambia cuando la diosa del amor interviene en sus vidas...