Hace unos 3500 millones de años se dice que los dioses propiciaron la vida en nuestro planeta al salvarlo de su extinción, sin embargo, poco se conoce de cómo se originaron los primeros dioses o quiénes son ellos en realidad.
De lo que más tenemos registros es cómo otras deidades han venido a tener contacto con nosotros. Se estima que existen tres formas de que "nazca" un dios.
La primera es a través de la unión de energía divina con energía natural desprendida de una deidad. Como Ryoko cuando al llorar desconsolada en un arroyo, de sus lágrimas nació su hija mayor, Fordtghet.
La segunda sería la unión entre un dios y un humano, dando lugar a los semidioses. Estos son escasos, sus cuerpos humanos no resisten el poder divino y deben reencarnar cada cierta década.
Por último, hay una forma de nacimiento de la cual se tienen pocos registros, es incluso más ambigua que los semidioses. Se cuenta que si un ser mágico concentra toda su energía en un lugar sagrado, y pide un deseo que resuene desde lo más profundo de su alma hasta el punto de ser escuchado por un dios, a esta unión de energía mágica con energía natural le será concedida de forma inconsciente energía divina del dios que escuchó sus plegarias.
Naciendo así una especie que no es humana porque no posee cuerpo humano, pero no es completamente divina porque no nació directamente de un dios, sino de su poder. Los antiguos les han llamado "divinoides", son tan extraños que solo nacen una vez por generación.
En mi caso, yo contemplé el nacimiento de un divinoide sin ser consciente de ello.
Y ahora ese divinoide a quien había llamado "mejor amigo" desde el momento de encontrarlo solo en el bosque, se paraba frente a mí como si nada hubiese cambiado entre nosotros.
—¿Dónde está Brajko? Desapareció con esta niebla justo frente a mis ojos, si no lo encuentro podría sentirse perdido o abandonado.
—Sé que eres una maga poderosa, pero intentarlo será una pérdida de tiempo.
Por un segundo mi cuerpo se paralizó al escucharlo a medida que el latido de mi corazón se incrementaba ante la realidad que asimilaban mis ojos. En medio de tan densa niebla, Dominik realmente estaba frente a nosotras. Mostró su porte relajado de siempre, su sonrisa sincera que me tranquilizaba y vestía las mismas ropas mundanas.
Llevé una mano a mi rostro para limpiarme los ojos antes de que las lágrimas cayesen. Lucía como mi mejor amigo, pero ya no se sentía igual. Su energía había cambiado.
—No llores —me pidió al tomar mi rostro para levantarlo—. Sigo siendo tuyo, lo último que quisiera es verte llorar cuando nos queda tan poco tiempo.
—¿Cómo puedes decirme eso después de ocultarme quién eres?
—Lo que soy, mi nacimiento y mi existencia se deben a ti. Los divinoides nacemos gracias a un humano y vivimos por ese humano. Es por eso que debo ser yo quien gane este juego.
—¿Qué juego?
Él sonrió.
—Una criatura tan inocente como tú no podría adivinarlo nunca, déjame mostrarte, solo así podrás entenderlo.
Fue entonces cuando una fuerte brisa me atacó como si deseara derrumbarme. Yo halé a Eve hacia mí para abrazarla en lo que trataba de cubrirme con mis brazos de tal tormenta repentina.
Solo con el pasar de los minutos la intensidad de la misma menguó y me permití abrir los ojos. Lo primero que vi fue a Brajko, quien solo con su presencia me tranquilizó, luego me percaté de que estábamos en la nada.

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El Juego de los Hilos Divinos
FantasyBrajko es un chico arrogante y egocéntrico que se siente superior a los demás, en particular disfruta haciendo miserable la vida de Walentyna. Una chica amable y de alma pura. Sin embargo, todo cambia cuando la diosa del amor interviene en sus vidas...