* Las personas que han sufrido abusos sexuales suelen alcanzar un estado de Disociación. Los trastornos de Disociación de la Identidad provocan que la persona alcance un estado auto-hipnótico o "casi de trance" que haga frente al trauma vivido. De esta manera emerge una personalidad alterada que se hace cargo del trauma y permite aislar u olvidar los recuerdos y emociones.*
Simplemente no sabía lo que estaba haciendo, sólo sabía lo que tenía que hacer.
Estaba rota.En ese momento, hizo el esfuerzo de pensar a qué se debía todas esas emociones que tenía por dentro. Quería saber cuál era el origen de ese calor, de esas ganas que le nacían desde el interior de su estómago. ¿Qué era todo aquello?
Se sinceró consigo misma, estaba excitada y no tenía idea de cómo lidiar con aquello. Sin embargo, respiró con calma y dejó que su instinto hablara con libertad. Tenía que ir hacia él, no había nada más qué decir.
Se preparó y fue hacia la puerta, giro la perilla y se encontró con una oscuridad profunda y casi absoluta. Candy dio unos cuantos pasos y caminó con pausa hacia la dirección de la habitación de Marlon.
Mientras lo hacía, el corazón le latía con una fuerza impresionante. Por momentos, tenía la sensación de echarse para atrás, de renunciar a esa idea absurda pero no pudo, había algo más, algo que le decía que tenía que continuar.
De un momento a otro, se encontró de frente con la perilla de la puerta. Metálica y brillante, lo sintió frío apenas sus dedos entraron en contacto con este. Se quedó quieta unos segundos y luego tomó la decisión más importante de su vida hasta el momento, la giró con lentitud.
Asomó la cabeza con cuidado hasta que se encontró con su imagen. Él estaba durmiendo plácidamente, tenía la mano sobre el pecho y la cabeza hacia un lado. El perfil estaba ligeramente iluminado por los rayos de luna.
Ese mentón cuadrado, la nariz perfilada y la belleza de ese hombre que no tenía explicación.
Ella pudo quedarse en el umbral y solo mirarlo, pero el cuerpo le llamó de nuevo, le dijo que tenía que encontrarse con él, que no podía darle más largas al asunto.
Avanzó lentamente al interior. No sabía muy bien si lo que estaba haciendo tenía sentido pero aquello no le importó demasiado. Finalmente se acercó hacia él y lo miró dormir por unos segundos. Le resultó un poco cómico puesto que imaginó que él se reiría de ella.
Entonces, estiró su brazo para tocarle ligeramente el hombro. Lo hizo con cuidado, procurando no molestarlo. En ese momento, Marlon dio un ligero respingo y abrió los ojos. Lo primero que observó fue la mirada tímida y asustadiza de Candy.
—¿Qué pasó...?
No pudo seguir hablando porque de repente sintió los labios de ella sobre los suyos. Primero, fue un gesto un poco torpe pero luego ella hizo el esfuerzo por hacerlo lo mejor posible. Así que se relajó y dejó que todo lo que estaba sintiendo en ese momento, tomara el protagonismo de la situación.
Su lengua buscó la de él para luego entrelazarse en una sola. Poco después, Marlon estiró las manos para tomarla de la cintura y traerla hacia sí. La apretó con fuerza y en seguida escuchó unos cuantos gemidos de ella. Por dentro sonrió y siguió acariciándola, poco a poco se dio cuenta que su ser estaba saliendo más a flote.
Candy se subió a su cama y su regazo. Sus piernas quedaron abiertas y su cintura al disposición de las manos de él que no dejaban de tocarla. Era un hombre que sabía lo que estaba haciendo, sin duda, pero ella tenía miedo porque no tenía experiencia en el sexo y eso se podía notar. No quería quedar en ridículo.
Marlon estaba desesperado, con un nivel de deseo que no había experimentado antes. Era como estar hambriento y sediento a la misma vez, no entendía muy bien de dónde salía todo eso, pero no quería desaprovechar la oportunidad del fuego de sus emociones.Sin embargo, tenía claro que ella no tuvo la oportunidad de experimentar la intimidad, por la manera en cómo se estaba comportando. La sentía nerviosa y también un poco tímida, además, sus caricias carecían un poco de naturalidad, así que procuró ir más lento, para gozar debidamente de ese bello cuerpo.
La situación se volvió más intensa, más picante. Las manos de Marlon se dispusieron a quitarle la ropa a esa mujer con rapidez para que ella quedara completamente desnuda. La timidez de Candy la hizo ver como una hermosa y dulce mujer.
—Tranquila, si no quieres hacer algo, no dudes en decírmelo.
Pero fue obvio que ella lo quería. Lo ansiaba de una manera que ni siquiera lo podía explicar. El nerviosismo que sentía, se mezcló muy bien con las ganas de tener a ese hombre. No podía más.
Tomó su rostro entre sus manos y lo miró fijamente, le sonrió con dulzura y lo besó con ese mismo fuego que habitaba en ella. Candy no día dejar de pensar en la necesidad de ser de él, como si no viera el momento de doblegarse y entregar su voluntad lo más rápido posible. Quería lamerlo, mirarlo a los ojos, dejarse por completo.
Marlon, mientras, entretejió sus dedos en ese cabello de rizos rubios, con ese aroma que lo tenía atrapado y seducido también. La sostuvo entonces con más fuerza y decisión, quiso dejarle en claro que quería tenerla para sí y que haría lo que fuera para hacerlo.
Con un rápido movimiento, Marlon la colocó sobre la cama y toda su humanidad se puso sobre la de ella. Sus cuerpos comenzaron a frotarse y los jadeos no tardaron en llegar.
Las manos de Candy se apoyaron del cabello de Marlon mientras él la recorría de esa manera tan exquisita. Gracias a las mordidas y lamidas, no podía dejar de gemir ni de jadear. Estaba, de hecho, en un punto de excitación tal que pensó que se iba a deshacer en cualquier momento.
Justo después, la boca de él comenzó a descender poco a poco por todo su cuerpo. Se emocionó cuando llegó a su torso pero se exaltó aún más cuando llegó a su vientre. El aliento caliente de él la estremeció y gracias a ello comenzó a temblar. No obstante, las manos de él la sujetaron con fuerza, de modo que sus dedos se enterraron más en esa piel pálida y suave.
La sed que tenía de ella no lo podía ni siquiera analizar. Era algo que lo tenía ciego, ansioso. Marlon sabía muy bien el tema del deseo y la lujuria, no obstante, todo aquello que estaba experimentando le vino como una fuerza sobrenatural.
La oscuridad daba un ambiente íntimo y también intenso, la luz que entraba de la ventana bañaba los cuerpos que estaban adorándose entre sí.Marlon fue hacia ella, acoplándose lentamente de manera que sus pelvis quedaron unidas con rapidez. Él estiró su mano para tocarle el cabello, acariciarlo un poco y también para tomárselo con fuerza. Lo haló un poco, lo suficiente como para hacerle entender que era él quien tenía el control de la situación.
Ella abrió más las piernas pare recibirlo por completo, y gracias a ello, él quedó completamente dentro de Candy. Los dos se quedaron así, quietos por un rato. Por un lado, Marlon lo hizo para no sobreexponerla, mientras, por el otro, también lo hizo porque le encantaba la estrechez y la suavidad de ese delicioso interior.
Luego comenzó a moverse en ese delicioso vaivén que producía ese roce intenso y delicioso. Siguieron en esa misma posición y continuaron así por un largo rato. Las manos de Candy estaban enterradas en esa espalda ancha y fuerte, a la vez que iba más y más dentro de ella. No hubo dolor.
Candy no pensó que fuera capaz de experimentar una situación así. Entre todo el sufrimiento y el estrés que tuvo que pasar, pareció que su recompensa era esa. El estar bajo la protección de ese hombre que parecía ser fatal pero también dulce, él tenía esa combinación que le pareció inexplicable y también misteriosa. Por una vez, no quiso pensar más al respecto porque no era momento y porque tampoco quería.
De vez en cuando, Marlon se incorporaba para verla a los ojos y así perderse en ellos, luego combinaba el gesto con besos y agarrones fuertes.
Ella estaba toda roja y agitada, con los brazos y piernas temblorosos, con el sudor por la sien y con la media sonrisa que no se podía quitar del rostro porque estaba genuinamente feliz.
Marlon notó de inmediato la disposición que mostró ella.
Al cabo de un tiempo, cuando Marlon pensó que ya no lo podía reprimir más, se estiró un poco con la finalidad de llevar su mano al cuello de ella. Lo apretó un poco e hizo que Candy se levantara levemente, hasta que su oído quedó cerca de los labios de él.
De inmediato, ella experimentó el calor de su aliento acariciándole la piel. En ese momento lo escuchó decir:
—Eres mía ahora. Eres mía y desde este momento me perteneces. ¿Entendiste?
—Sí... Sí...
—¿Sí, qué?
—Si señor.
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Terence Grandchester, la historia definitiva.
FanfictionCandy se quedó en el hogar de Pony, y esperó por mucho tiempo su milagro. Y finalmente llegó el día en que el duque de Grandchester escribió la carta tan anhelada. Y Candy dejó todo por ir tras de él. Esta es la versión punto a punto de toda Terryfa...