outlast; ellie williams

o c h o

✾✧➴ ʏᴏᴜʀ ʟɪᴘs, ᴍʏ ʟɪᴘs ➶✧✾

Unos meses después.

Abrí los ojos, mirando a mí al redor un poco, buscando específicamente por algo o más bien alguien. Me encontraba en Jackson en la casa de Ellie.

Después de la pelea con Abby, todos terminamos mal heridos, Tommy perdió un ojo por el disparo, Ellie tenía la nariz rota y a mí la flecha me había quebrado un hueso de la pierna. Decidimos no seguirla más, habíamos matado a todos sus amigos y eso aunque no era lo que buscábamos, por el momento era suficiente para todos.
Ellie no pudo regresar a su casa con Joel por lo que decidimos pedir otra casa a María para que ella viviera.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño. Me miré en el espejo unos segundos, recordando algunos momentos que habíamos pasado en Washington, Ellie me prometio que nunca más volveríamos a pasar todo el dolor que sufrimos ahí. Suspiré y cerré los ojos, tratando de regresar todos esos recuerdos al rincón de mi mente dónde los guardaba.
Salí de la habitación y bajé las escaleras dirigiéndome a la cocina, buscando por la castaña. Ahí estaba ella, de espaldas a mí.

— Hey. — saludé. Ellie volteó y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

— Al fin despiertas. — contestó. Yo reí y rodeé los ojos.

Ambas desayunamos, platicando de cosas al azar que venían a nuestra mente, simplemente era un tema tras otro llenando la mañana de bromas y risas. Estar juntas era algo cotidiano, normal, un hábito que nos gustaba demasiado. Después de ambas descubrir nuestra atracción mutua, no era raro dormir juntas, ni pasar días enteros en la casa de alguna. Disfrutábamos nuestra amistad que tal vez se convertiría en algo más.

— ¿Vamos con Kelsey?. — preguntó Ellie, levantando los platos de la mesa.

— Sí quieres. Después podemos ir a practicar arco en mi casa.

— Pues vamos a buscarla, también debo hablar con Dina y después vamos al arco, ¿está bien?

— ¿No has hablado con Dina?. — pregunté frunciendo el ceño.

— No te voy a mentir, Maddie. Hemos pasado la mayoría de los días dentro de la casa que siquiera me acordaba de eso. — contestó, con una pequeña sonrisa cómo si quisiera reír. Entrecerré los ojos retándola y ella por fin soltó la risa, reí junto con ella.

— Pues vamos, entonces.

Y era cierto, nos habíamos encerrado en casa de Ellie en el momento en qué llegamos, no habíamos convivido con nadie más que con la gente que se ocupaba de curar a los heridos y con Kelsey. Cuándo salíamos la gente nos miraba con curiosidad, con miedo, con lástima.

Nos dirigimos hacía mi casa, apenas era medio día por lo que pensamos que Kelsey estaría ahí pero no lo estaba. Bufé y cerré la puerta de la entrada, bajé las escaleras y tomé el brazo de Ellie que miraba distraída a los niños que jugaban con los perros. Comenzamos a caminar hacía él comedor, dónde a Kelsey le encantaba pasar el día.
Abrí la puerta, arrastrando a la castaña dentro para buscar a mí hermana.