Intruso.

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Mi mirada no podía fijarse en nada más que en el centro de mesa pulcro con estilo minimalista. Una pequeña pecera con velas de té y flores, el leve rocío en cada pétalo era aparentemente más interesante que una reunión con la Montecarlo. ¿Desde cuándo habíamos fijado estas reuniones en un lugar asquerosamente caro como si fuese parte del trabajo? En fin...



Las voces de quienes me acompañaban en la mesa se escuchaban a lo lejos, pero sabía exactamente de lo que hablaban. Erwin y Hange discutían mirando hacia el reporte que ella había redactado de forma improvisada esa misma tarde, para sacarnos del problema, además de los otros folios apilados a un lado. Sabía también que esperaban mi opinión tarde o temprano.



En mi mente se creaban las palabras que expresaría en el momento necesario, pero mi boca no hacía esfuerzo alguno para dejarlas salir; mucho menos mi cuerpo para hacer como si realmente me importara.



Todo mi ser parecía no responder a mis intenciones de prepararme para una reunión importante.



Porque no me sentía como si debiese estar ahí.



Me preguntaba si realmente fue buena idea haberle entregado a ______ esa información por la tarde antes del compromiso con la gerenta. Pero más allá de recordar lo que había entregado, fue otra cosa que me sacaba de mi zona de concentración.


Fue el hecho de verla frente a mí, en una faceta más informal.



A medida que los días pasaban, nuestro trato era... particular. Lo comprobaba cuando miraba a ratos mi celular, luego de esa corta conversación.



Nuestra interesante e inusual cercanía
.



Tsk.
Solté de repente. Sabía que no era el mejor momento para pensar más de lo debido.



De pronto, la voz de Hange me salvó de tener otro tipo de pensamiento, dirigiéndose a mí mientras cerraba el folio y me lo entregaba.



—¿Y qué opinas, Levi? ¿Estás de acuerdo con el orden de los temas a discutir? —Pregunta Hange antes de tomar su vaso de agua y beber un sorbo. —Si todo sale bien, en dos horas ya tendremos todo cubierto con Elena.



 —Es lo que debemos esperar ahora, porque me indica que está por llegar. —Dice Erwin revisando su celular con su ceño fruncido, luego bebiendo un sorbo del vaso de agua.



Abrí el folio para darle una última revisión. Era tal y como Hange lo estipuló en una reunión que tuvimos antes de venir. En ese momento nos sacó de un gran embrollo que hubiese causado el no tenerlo a tiempo. Suspiré satisfecho, y lo volví a cerrar.



—Como sea. Que sea esto rápido.

La sensación abrumadora no cesaba, aun cuando dije mi mayor deseo de ese momento; que todo acaba rápido. Ni siquiera podía pensar en algún informe o algo parecido, no tenía trabajo acumulado y todo estaba en orden en el hotel.



En vez de pensar las cosas a otro nivel, solo me rendí.



Quería terminar luego con el asunto.



Con el suspiro anterior, y como si hubiese sido una especie de señal para lo que venía después, miré hacia el frente cuando un mesero se acercaba a Erwin a susurrarle algo, lo cual ya había adivinado lo que era cuando vi una figura casi familiar en la entrada, queriendo encontrarnos con su mirada.



Rápidamente, los tres nos pusimos de pie cuando vimos a la cuarta integrante de esta reunión, y la más importante acercarse finalmente a nuestra mesa.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

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Reencarnación | LevixReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora