Reencarnación | LevixReader

Síntoma.

El té negro estaba girando a la par de la cuchara de metal, haciendo aquel sonido característico para así envolver, como también enfriar un poco aquel té que esperaba ser ingerido. Era como si fuesen unas campanillas de los monjes, me relajaba hasta cierto punto. Me llevaba a otro lugar, y no a mi propia oficina. 

Mi mirada sube para encontrarme con la figura en frente de mí. Suspiré. Definitivamente a Erwin y a mí nos deberían de dar vacaciones luego de estos eventos anuales que me quitan más de lo que querría. Bueno, tampoco es que soy alguien con mucho ocio en mi vida personal, sin embargo, despejarme de la vida que llevo era una idea bastante seductora en esos momentos, cuando la pila de correos llenaba mi buzón entrada y las firmas ya eran algo que mi mano conocía mejor mi caligrafía que mis neuronas.

—Cuando termine esta mierda de evento, será mejor que las reservas aumenten más allá del 100%.—Menciono amargado, mientras me levantaba de mi silla para ir a la impresora.

—¿No estás siendo un poco duro con eso? Una fiesta no te hace mal luego de trabajar como un esclavo por tu misma empresa.

—No es lo mismo cuando soy el anfitrión de dos fiestas seguidas.

La noticia de esas celebraciones se me dio a conocer hacía unos meses atrás, pero solo de una. Me habían enviado un correo desde la corporación de turismo de la ciudad que habría un banquete luego de la reunión anual en la que había estado trabajando arduamente. Y dicho pequeño evento se haría en el salón de eventos del hotel. Yo organizaría todo, incluyendo una ceremonia de premiación a la empresa por el buen rendimiento y el comienzo de la temporada estival.

Al inicio, pensé que había sido una buena idea para así demostrar una vez más el hotel de élite que entre todos habíamos construido. Sin embargo, luego de las últimas reuniones, me di cuenta de que me metí en algo mucho mayor que una simple fiesta y premiación.

Erwin, mi socio más cercano ayudaría con el tema logístico y catering, mientras que Hange estaría encargada de decoración y puesta en escena. De paso, tendría ayuda de la chica que contraté hacía unas semanas, así que no sería tanto trabajo.

Cuando eran las 11:30 de la noche, mis ojos comenzaban a pesar frente a la pantalla. Había escrito demasiado y me parecía que era tiempo de un descanso. Erwin también sintió el peso del trabajo, tanto que se levantó de la silla en frente de mí para caminar hasta la vista nocturna de la ciudad. En cuanto a mí, fui por unas tazas para preparar algo de té y café. Era un alivio que sin decirnos nada, Erwin y yo nos entendíamos bastante bien, a pesar de que llevábamos conociéndonos hace poco tiempo. En esos momentos, estábamos agotados, y necesitábamos despejar un poco la mente.

—Hey, Levi. —Me llamó desde el vitral.

—¿Huh?

—¿Has vuelto a tener esas pesadillas de las que me contaste?

Dudé en responder. Pero, con el silencio, estaba seguro de que Erwin no caería en una mentira tan barata como un simple "no, para nada". Era más inteligente que eso. Y yo, de alguna forma, me sentía extraño. Ni siquiera yo podía poner en claro lo que pasaba por mi mente cuando recordaba aquella pesadilla de hacía un tiempo.