A broken promise || Five Hargreeves #2

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Mire con asombró los alrededores de la Comisión. La encargada nos iba explicando el sistema y que ambos tendríamos un trabajo en las oficinas también una vivienda y un buen seguro de vida.

Parecía prometedor, pero no nos importaba en lo absoluto.

Caminaba escuchando todo, pero en realidad estaba tratando de encontrar una respuesta de por qué estabamos ahí en la Comisión. Según yo, a cinco no le agradaba este lugar y prefería estar lo más lejos posible de aquí. No encontraba una razón lógica que pudiera decirme que haríamos aquí.

En todo momento aquella mujer no me tomó mucha importancia, creó que nisiquiera le agrado la idea de que yo estuviera aquí junto a cinco. En varias ocasiones en el trayecto me dio miradas de desprecio.

Después de toda aquella explicación llegamos hasta unas oficinas donde habían más personas y nos sentamos juntos. Debíamos redactar un informé o algo así, en una máquina de escribir lo cual me emocionó.

Cinco estaba bastante callado y eso me causó curiosidad. Ya había callado como tres veces a una mujer que nos habló amistosamente. Lo veía pensativo como un tanto cansado. No sabía si intentar sacar un tema de conversación, pero el silencio me estaba matando de aburrimiento.

Estaba confundida. Necesitaba una certeza de lo que haríamos ahí o lo que sucedería, si es que el plan de cinco funcionaría o no. Sin embargo, ante tanta incertidumbre trate de mantener la calma y ser optimista en cuanto a los resultados.

Me di la media vuelta para mirar a cinco quién escribía en la máquina totalmente concentrado. No comprendía del todo sus acciones, pero si sabía que no le interesaba en lo absoluto trabajar en ese caso. Había algo más en ello. Pronto una alarma sonó y muchos de los trabajadores hablaron en voz alta sobre el almuerzo y lo cansados que estaban. Todos excepto nosotros salimos de las oficinas, nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que decidí hablar.

──¿Podrías decirme que hacemos en este lugar? -pregunte seriamente.

Cinco por su parte aclaró su garganta y se acomodo para luego tomar mi mano y acariciar suavemente el dorso de está. Lo observé impaciente por una respuesta.

──Voy a buscar información sobre el Apocalipsis -susurro casi inaudible y dio un apretón.

──¿"voy"? -pregunte confundida-. Querrás decir que vamos a busca...

──No, esto es muy peligroso. Prefiero que estés cerca de los maletines y robes uno, en cuanto me veas debes acercarte para irnos.

──Pero...

──Si es que no aparezco y vez que hay demasiado movimiento... Debes irte, sin importar nada.

Negué levemente y lo abrace temerosa.

──No podría irme sin tí.

──Será solo en caso de que no aparezca ¿si?

Asentí levemente y cinco se separó de mi, observó mis ojos por unos minutos y luego de imprevisto besó mi mejilla rápidamente y se levantó, disimuladamente sacó una carpeta para finalmente marcharse de las oficinas.

Lleve una mano hacía mi mejilla para tocar aquel lugar que cinco beso. Sentí como mis mejillas se sonrojaron y seguido de ello un miedo me invadió.

No sé cuánto tiempo habrá pasado pero sólo reaccione en cuanto escuche un golpe lejano.

De inmediato me incorpore para ir a ver que pasaba. La mujer que había estado tratando de hablarnos entró con un montón de carpetas que estaban por caer todas. Saqué algunas para ayudarle y ella me sonrió con amabilidad. Cuando se dio la vuelta guarde la primera que vi, decía Apocalipsis así que la escondí bajo mi saco.

Sonreí en cuanto dejé las carpetas sobre su escritorio y ella correspondió al gestó con otra sonrisa seguida de una mirada de agradecimiento.

──Gracias señorita...

──Ocho. Mi nombre es ocho.

──En ese caso, gracias señorita ocho.

Asentí y me alejé un poco del escritorio, luego volví a poner mi atención en ella y pregunte;

──¿Usted sabe dónde están los baños por aquí?

──Estan por allá...

Me dio la dirección y salí de las oficinas lo más tranquila posible para ir en busca de cinco. Primero que nada fuí al baño para poder ver la carpeta. En cuánto entré cerré la puerta y con cuidado la revise. Lo que encontré en ella me dejó impactada. Todos los datos del Apocalipsis estaban ahí, y por sobre todo estaba estrictamente escrito con un color más oscuro quién sería el causante.

Ver aquel nombre escrito en esas hojas me dejó boquiabierta. Era difícil de creer. Saqué la hoja con el nombre del causante, la doble y guarde en mi bolsillo finalmente salí del baño con la carpeta aún escondida. Volví a las oficinas y por suerte no había nadie, con disimulo deje la carpeta en su lugar y salí esta vez en busca de cinco.

Realmente fue fácil encontrarlo, estába en la habitación donde se enviaban los tubos con los mensajes. Entré al verlo sólo. Tenía todas las intenciones de decirle lo que había descubierto, pero apenas me vió me tomó de la cintura y nos sacó de la habitación.

Sentí un impacto doloroso, no sabía si por la forma tan brusca en la que me había sacado o por otra cosa. Pero llevé con temor una mano a mi vientre y sentí humedad. Me asusté al darme cuenta de lo que era. Cinco por su lado se volvió a meter a la habitación y lo escuche gritar.

Con lentitud caminé hasta donde se encontraban los maletines y al llegar entré cuidadosamente. Me apoyé en uno de los estantes y sentí un dolor inmenso. Veía todo borroso, pero debía seguir. Con dificultad tome uno de los maletines y salí fuera de esa habitación.

no se como logré salir de ahí, ya no tenía fuerzas.

Cinco llegó alterado y se alivio en cuanto me vio, se acercó al lugar de los maletines y tiro algo. Me agarro de la cintura por detrás y cogió el maletín, lo último que sentí antes de viajar fue un impacto y luego caímos sobre una mesa. Cinco recibió el golpe y todo mi peso.

Escuche algunas voces y unos brazos me ayudaron a incorporar me al igual que a cinco. No podía distinguir a quienes estaban con nosotros, todo se veía borroso, me dolía y poco a poco sentía como mi fuerza se iba desvaneciendo.

──Cinco... -solté con el poco aliento que me quedaba.

Después de eso todo se volvió negro, no escuchaba nada y el dolor en mi vientre me consumía poco a poco, por todo el cuerpo. No sabía que había pasado, pero ya no podía seguir más.

Y simplemente me dejé llevar por la oscuridad.