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Sentí una mano apretando la mía. Levante la cabeza con brusquedad al ver a cinco sonreír débilmente.

Habían pasado unas cuantas horas desde que cinco había estado inconsciente. Horas horribles en las que había soportado la incertidumbre de perderlo a él.

Sin esperar un segundo me abalanzó sobre los brazos de cinco ignorando el dolor que le causaría. Se quejó y aún así no me despegue de sus brazos, no podía hacerlo, no queria hacerlo. Necesitaba abrazarlo, estar cerca de él.

──Te amo –solté entre sollozos–. No me vuelvas a asustar así.

──Ocho... me duele... –susurró como pudo.

Esta vez me separe un poquito de él y suspiro aliviado. Me iba a separar para que pudiera estar mejor, pero me agarró de la cintura y no me lo permitió.

No me queje de aquello y me acomodo entre sus brazos sintiendo su calidez, todo mi cuerpo relajandose lentamente ante él. Cerré los ojos dejándome llevar. Cinco me abrazo con fuerza.

──¿Me amas?

Levante mi cabeza un poquito para poder verlo a los ojos. Esos ojos verdes me veían con tanto anhelo.

──Te amo, cinco. Siempre lo he hecho. Siempre te he amado sin importar que me hayas roto el corazón. No hay nadie más que tú, te amo tanto que puedo perdonarte todo. ¿No lo sabías?

──Yo pensé que tú no me amabas, creí que...

──Piensas pura mierda –murmuro molesta.

──Pues tu no has sido la más clara, te recuerdo que la primera vez que intenté hablar contigo me diste una bofetada.

Solté una risita nerviosa y descanse mi cabeza en su cuello.

──Te lo merecías.

Me apretujo más contra él.

──Yo también te amo.

Me quedé paralizada entre sus brazos. Por alguna razón escuchar aquello me hizo llorar, llorar como una niña pequeña entre sus brazos. Soltar todo lo que me había guardado, estaba completamente acabada, adolorida, cansada e infeliz. Ya no quería seguir así. Y sus palabras finalmente me hicieron soltar todo lo que había guardado, lo que había intentado reprimir.

Cada momento de mí vida pasó ante mí. En los que la mayoría fingía una sonrisa e intentaba seguir adelante. Ahora no quería hacerlo. Quería simplemente caer, quería caer por primera vez y demostrarle a la vida que ya no podía seguir con los obstáculos que me daba. Quería demostrar que estaba rota por dentro para que alguien por fin pudiera notarlo y me ayudará.

Fingir ser fuerte me estaba destruyendo más de lo que podía controlar. Yo no había muerto, al menos no físicamente, porque yo sabía muy bién que durante tantos años creyendo ser fuerte me había muerto por dentro.

Quería escuchar esas palabras salir de su boca, pero ahora escucharlas me hizo soltar todo, podía hacerlo con él, podía llorar entre sus brazos y quizás eso era lo único que quería. Estar junto a él y sentirme realmente segura, sentir que todo estaría bien sin importar qué pasará.

Yo necesitaba sentir ese amor de cinco, ese amor que tanto había esperado y ahora sólo podía explotar después de tanto tiempo.

Cinco me abrazó y acarició mi cabello.

──No puedo más...

──Lo sé. Pero no te derrumbes, no lo hagas por favor.

──Ya no quiero seguir, cinco.

A broken promise || Five Hargreeves #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora