AZOTEA

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Hola preciosuras lectoras, un nuevo one-shot después de tiempo.

La azotea de la escuela era su lugar favorito, que aunque estaba prohibido, amaba romper las reglas aunque sea por un momento

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La azotea de la escuela era su lugar favorito, que aunque estaba prohibido, amaba romper las reglas aunque sea por un momento. Ser hija  de un senador la mantenía en un status donde la perfección debía abundar, pero estando ahí en lo alto de su instituto, en un silencio natural mientras comía su almuerzo del día, eso le parecía más que perfecto.

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Requería escapar odiaba asistir a la escuela, le parecía un encarcelamiento más que un lugar de estudio, su tutor le exigía siempre mejor comportamiento, su amigo rubio lo arrastraba a más problemas y sumando su grupo de acosadoras, no le daba ningún momento de paz en aquel lugar.

Fue ahí cuando vió su oportunidad la puerta de la azotea y en un momento de escape se adentró, inmediatamente sintió la brisa, estar en lo más alto del instituto sin nadie que le moleste, le daba una paz.

Todo se derrumbó cuando vió una figura femenina al costado de la entrada, mirándolo con temor, mientras abrazaba su bento.

—¿P-por qué está aquí?— preguntó confundida, aquel chico la había asustado al pensar haber sido descubierta en ese lugar.

Observó atentamente a la joven, no la había visto, se notaba que ella era una "nerd" en su máxima expresión — ¿No puedo estar aquí?— fácil de ahuyentar —¿Eres dueña del lugar?—

La joven se tensó al oír su voz, admiró su determinación por un instante —No, solo que...—

—Eso creí, esperó mañana no verte aquí — Interrumpió con enfado, odiaba la lentitud de las personas y se notaba que ella era torpe y lenta.

Ella presionó aquel bento contra su pecho ¿Qué clase de ser detestable era aquel hombre?, amaba ese espacio en su vida y tal vez no la consideran valiente, pero con mucha fuerza caminó hacía él para encararlo —¡U-usted tampoco es dueño del lugar!—

¿Había escuchado bien? Giró su rostro a mirla y encarala como ella lo estaba haciendo —¿Y...?— se acercó a su rostro, con el fin de intimidarla —¿Acaso no sabes quien soy?—

No no sabía quien era y siendo sincera no le interesaba, pero su familia le había enseñado modales, algo que él no tenía —Podemos llegar a un acuerdo—murmuró paciente y él enarcó una ceja —compartir...—

En un segundo a otro la ojiperla olvidó el problema y notó que su rostro estaba muy pegado con aquel extraño y su rostro se sonrojo, alejándose con dos pasos enormes hacía atrás.

Por su parte el pelinegro notó la razón ¿Cuánto tiempo habían estado tan cerca?, garraspeo su garganta, si fuera una de sus acosadoras hubiera aprovechado eso, tal vez no habría problema compartir —Un ruido y te largas—

Love's Stories | Sasuhina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora