Love's Stories | Sasuhina

ME ODIA

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El rechazo de un crush puede ser soportable pero que te odie ¿lo soportarías? Este era el problema de Hinata Hyuga, una mujer de 26 años que recientemente había entrado a trabajar en el gran corporativo Otsutsuki Company como la secretaria de recepción, su empleo le gustaba porque apesar de no ser tan social le gustaba ayudar a las personas y dedicarles una sonrisa para alegrar su día, esa amabilidad y calma que ella emitía le daba otra vista al lugar, algo que hasta el mismo CEO Toneri Otsutsuki le fascinaba.

Lamentablemente aquella mujer notó cierta indiferencia y seriedad por parte del hombre que llamó su atención al verlo por primera vez, un hombre de cabello negro como su mirada, alto, de piel pálida... sin duda la ponía nerviosa y bueno no solo a ella, también era a la mayoría de las mujeres del trabajo incluso clientes que lo miraban pasar cuando salía a comer, algo que la ponía un poco celosa, porque incluso a ellas sí les respondía un "Buenos días" o solo asentía con la cabeza y se marchaba, pero a ella ... La odiaba.

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Todo había comenzado un día muy frió de diciembre, el mismo día de la exitosa entrevista, salió alegre de aquel gran edificio que recientemente la había contratado, en la puerta logró observar de perfil a un hombre con un abrigo algo ligero para el frió de ese día, ya que ella llevaba como dos suéteres abajo de su abrigo más la bufanda, notó cómo aquel pelinegro se frotaba las manos para mantenerse caliente, ella inmediatamente se quitó la bufanda color negra que portaba y dando unos cuantos pasos llegó a estar frente al desconocido.

Él quedó sorprendido al ver cómo aquella chica de menor estatura y ojos aperlados envolvía una bufanda en su cuello, invadiendo claramente su espacio personal.

—Hace frío, y-yo no la necesito...— le dedicó una sonrisa al terminar y fue cuando pudo ver por primera vez su rostro, tal vez fueron sus ojos, su piel o la forma en la que estaba acomodado su cabello, simplemente había caído en un estado hipnótico, cuando despertó de ese corto trance solo observó como el hombre bajaba las escaleras con velocidad como si el acto de ella fuese lo más común de su vida, algo que por un momento le quebró el corazón.

Pasó una semana para que iniciará su labor, nunca pensó volver a verlo... hasta ese primer día cuando lo vió entrar una media hora después de que ella se instalara, llevaba puesta la bufanda que le dió, se veía más guapo de como lo recordaba, sin duda la puso nerviosa cuando posó sus oscuros ojos en ella de manera penetrante, parecía sorprendido al verla, por lo que acto seguido se quitó la bufanda con brusquedad y pasó de largo de ella, sin siquiera registrarse en la bitácora de entradas y salidas, algo que la dejo anodada.

—Tal vez... piensa que lo acoso— se susurró así misma, viendo la bitácora recordado el hecho que dejó entrar a alguien sin haberse anotado, mal primer día sin duda.

Más tarde, después de varios empleados dándole la bienvenida y presentándose, fue el momento de salida, todos se despedían y anotaban el área de salidas, ella por un instante quiso esperar para que mínimo anotará su salida y verlo.

"-—Tal vez por el otro día lo asuste...—" pensó, por lo que decidió escaparse al baño para tal vez ayudarlo a... evitarla, aunque pensará eso le rompía sin duda el corazón, nunca nadie le había atraído de tal forma.
Pasaron 10 minutos, notó el último y único nombre sin horario de entrada: "—Sasuke Uchiha 17:30pm...—" por lo menos ya conocía su nombre, era lindo pensó algo que la hizo sonrojar.

Al siguiente día llegó a su trabajo contenta y observó que en la bitácora alguien se había registrado antes que ella, el mismo nombre del día anterior.

El pensamiento de que el había llegado antes para evitarla se le cruzó por un instante en su mente, pero lo descartó, sin embargo solo se había más fuerte al pasar los días, donde el aprovechaba cuando se distraía con alguien para escribir algo e irse o en caso que ella le ganase a la hora de llegada ella lo recibía con la mejor de sus sonrisas y un tierno —B-buenos días— pero él solo la ignoraba, además ya había dado por perdida su bufanda pues ya no se la había visto.