Fortune tellers

306 37 3
                                    

15 días después.

Algún día.

Tal vez algún día podría dejar de atormentarse con ideas e incertidumbres que abundan en sus pensamientos espontáneos sin querer.

Tal vez algún día tendría que firmar esos papeles de divorcio y dejarlo ir viviendo otra vida feliz.

Tal vez algún día sería libre y dejar de sentirse aprisionado con su vida y lo que lo rodea sin poder estar tranquilo ningún segundo desde la tragedia.

La maldita y estúpida tragedia que arruina su vida.

¿por qué? ¿por qué tuvo que ser prójimo de un Dios? ¿no sería más fácil dejar que todo transcurra como debería ocurrir?

... ¿a caso es su culpa lo que podría predecir?

- Quackity, ¿estás bien?

Y esa pregunta, que suele destrozarlo por completo, forzó su alegre y simpática sonrisa para hablar con la única persona que le dio un soporte en esos días.

Hace exactamente 15 días, vio como su marido, Luzu, y Rubius conversaron. Supo inmediatamente lo que le dijo Luzu al ver el desconcierto de Rubius.

Aunque...

¿de verdad se lo dijo? ¿la historia se repite?

- Claro que sí, Rubius, ¿por qué no lo estaría?

- No sé, te noto distraído. ¿todo bien? -volvió a repetirle la misma pregunta. Quackity negó con la cabeza y tomó un sorbo de su té.

- Solo estoy pensando demasiado, no te preocupes.

Pero claro. Tampoco es como si Rubius lo estuviera ayudando demasiado. Siente una necesidad desconocida adentro suyo que le obliga a querer estar con el castaño. No sabe explicarlo. Solo sus pensamientos y necesidad de comodidad las puede imaginar con él.

Y eso le da miedo.

- ¿y si salimos? De repente estas muy estresado. Ya sabes, tío, tienes un montón de trabajo que hacer. Ni yo sé cómo le haces, joder - subió sus cejas y lo miró fijo - apenas y pude dejar todo en orden en Noruega.

Ladeo la cabeza, desconcertado - ¿cómo dices?

- Por mí trabajo, pato - el rostro de Quackity parecía confuso, pero luego razonó.

- Ay Dios, cierto que no eres de por aquí. Me olvidé por completo... - una risa del contrario lo hizo sentir algo apenado.

- No te preocupes, patito, prácticamente no hablamos sobre mi vida durante estos días. No tendrías razón para acordarte.

- Igual, wey. Aquí ando de intruso las últimas semanas y ni me acorde que apenas y vienes aquí -llevó sus manos a su cabeza aún sintiendo la misma pena de hace unos momentos. Aunque eso se volvió mucho más intenso cuando sintió otro tacto encima de sus dedos.

Las manos grandes de Rubius, mientras reía por lo bajo, intentaba quitar sus manos de su rostro. Ese tacto tan blando, cálido y...

𝔘𝔫 𝔪𝔲𝔫𝔡𝔬 𝔦𝔫𝔧𝔲𝔰𝔱𝔬 - Rubckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora