Había pocas cosas de las que Mariska se arrepentía en su vida, y cuando salió de la boticaria de Lekatós, supo que debió arrojar a Adhojan a los caballos un año atrás, ahora se arrepentía de no haberlo hecho antes, pero también estaba aliviada de verlo bien después de tanto tiempo. Mientras se dirigían a la casa de Mariska en silencio, ella le dirigió varias veces miradas de odio, pero él no se inmutó.
Su abuela se había quedado un rato más con Ashe para hablar, y ella había prometido llevar a Adhojan a casa y explicar lo que había pasado. Solo que pensar en cómo explicaría todo eso a su madre y a su abuelo le hizo sentir cansada.
—De verdad... —suspiró Mariska con molestia—. ¿Qué te pasó? ¿Atacar a alguien en pleno día?
—No pensaba hacerlo —dijo Adhojan.
—¿Entonces? ¿Qué mierdas fue eso?
Mariska se había detenido frente a Adhojan y había cruzado los brazos. Adhojan suspiró.
—Perdón, Mariska.
—No deberías disculparte conmigo.
—Lo sé —respondió—. Me disculparé con él cuando las cosas se calmen.
Mariska sonrió satisfecha con esas palabras y se movió. Pero Adhojan había dicho eso solo para no enfrentarse a ella por el momento.
Ambos siguieron avanzando por las calles y de cierto modo, se sintió como aquellas veces cuando eran niños, y paseaban por ahí haciendo travesuras con sus hermanas. Mariska miró a Adhojan y se preguntó qué pensaba de esos recuerdos, de quién era en esa entonces, pero no dijo nada... Había muchas cosas que no quería tocar guardadas en más de una década sin verse.
—En realidad, Mari... —comenzó Adhojan—. Hay algo que debo decirte.
—¿Qué cosa?
—Ese chico... ¿cuándo comenzó a vivir con ustedes?
Mariska enarcó una ceja y respondió
—Hace un año.
Adhojan frunció el ceño y se llevó una mano a la barbilla, luego miró a Mariska y la sostuvo de los hombros.
—Mari —dijo él—. No lo ataqué por verlo salir de tu casa, lo seguí y lo ataqué porque lo vi entrar y salir de las murallas.
Mariska parpadeó varias veces y retrocedió. No supo qué pensar acerca de eso... Siguió avanzando como si nada.
—¿Qué estás diciendo?
Mariska sonrió sin mirarlo, pero él no se movió, y cuando Mariska se detuvo y vio su expresión, sería, fría, una que años atrás jamás creyó ver en su rostro, regresó en sus pasos.
—Tal vez te confundiste de persona.
—¿Cómo llegó con ustedes, Mariska? —preguntó él haciendo énfasis—. ¿Y cuándo hace un año exactamente?
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Los susurros en el desierto y el espíritu blanco | El Legado Solar #2
Adventure━━━━━━✧❃✧━━━━━━ Hay tres cosas que temer en Istralandia: la primera es el desierto y el Confín, la segunda son reyes ambiciosos que quieren más de lo que tienen, y la tercera son los Ashyan, espíritus que devoran humanos y manipulan a la gente hasta...