La semana de Pablo consistió en inventar algún que otro cuento para encubrir que su cabeza estaba como estaba (no solo su pelo) por un hombre que a penas conocía. Debia admitir que le había encontrado un cierto gustito a no tener que lidiar cada mañana con sus rulos.
Pablo desde chico le había ganado algo de rabia, su madre los amaba pero todas las mañanas antes de ir al colegio era una lucha para que se vean prolijos. Y de ahí su odio.
Ahora sentía cierto alivio, a pesar del frío, ya no buscaba en cada reflejo la forma de que estuvieran bien.
Iba rumbo al colegio, era un día gris y frío. Absolutamente deprimente. Pero a él le gustaban los días así, le gustaba abrigarse y dormir tapado hasta la cabeza. También porque los alumnos en invierno, según él, estaban mucho más calmos.
El invierno de algún modo le permitía fantasear con su soledad. Porque en verano ¿quién no quiere tener a alguien con quien salir? Alguien con quien aprovechar las tardes y las noches cálidas.
En invierno se podía permitir mentirse a sí mismo. 'No quiero hacer nada, hace frío. Mira si voy a salir a cagarme de frío cuando puedo leer algo acá calentito'.
Por eso, también, prefería los días tristes del invierno. Cuando había un poco de sol y todos parecían salir de sus cuevas a bañarse en vitamina d con desesperación, esos días se sentían como verano. Él caminaba solo bajo el sol viendo a familias felices, parejas felices o amigos felices. Y él era de todo menos feliz.
Lionel era todo lo contrario. Probablemente porque él se sentía solo todo el año sin importar lo que pasaba a su alrededor. Llevaba con orgullo su soledad, como si de una armadura se tratara.
No luchaba contra ella, decía encontrarse en ella.El frío le incomodaba, no tenía el suficiente abrigo y sus trabajos no lo ayudaban.
Para poder saldar sus deudas en Santa Fe había tenido que recurrir a buscar varios trabajos. Se puede decir que hizo cosas de las que no está orgulloso. Por suerte, entre la panadería y limpiar un boliche los fines de semana le estaba permitiendo sobrevivir en la ciudad y de a poco ir pagando.
Los viernes para Lionel eran terribles, trabajaba todo el día en la panadería y a la madrugada en el boliche que le quedaba bastante lejos.
Ese viernes en particular había sido pesado desde el inicio. Llego a la panadería y se encontró con que estaba hecha un asco, paso la mañana tirado en el piso a cuatro patas limpiando, y si bien era una pose que el solía disfrutar no era el caso cuando era fuera de la cama.
Toda su ropa terminó sucia, además que por andar distraído se quemó con una bandeja recién salida del horno.
–¿Donde tenes la cabeza pibe? – su compañera le preguntaba al mismo tiempo que le curaba la mano.
Lionel sabía bien dónde tenía la cabeza, en esos rulos y en ese lunar, en esa risa angelical.
Suspiro pesado sin poder creer que se había dado el lujo de que le guste el vecino. El mismo Lionel que decía que él no se enamoraba, que no necesitaba a nadie, se moría de ganas de cruzarlo por el pasillo.
Le encargaron que se ocupe de la atención para evitar más macanas y también le pidieron que se saque el buzo que estaba todo perjudicado ya que según sus patrones le daba mal imagen al lugar.
Paso el resto del día cagado de frío atendiendo. Después de atender varios boludos su mente lo llevó a pensar en lo lindo que sería quejarse de los clientes con Pablo, como lo había hecho el otro día. No sé había dado cuenta de lo mucho que le gustaba hablar hasta ese momento.
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cuidame el corazón (scaimar)
FanfictionLionel se muda temporalmente al mismo edificio donde vive pablo. Lionel se gana la vida como puede y va de quilombo en quilombo, Pablo es un profesor de literatura que vive una vida demasiado tranquila. El amor los va a atravesar de más de una form...