En la casa del profesor el ambiente estaba cargado por un aire tenso, como si cada movimiento tuviera que cuadrar a la perfección en una coreografía de las cual ninguno de los dos sabía los pasos. Por esa misma razón ambos eran cautelosos, cada palabra era medida, cada silencio una tortura.
–¿Esto también te lo hicieron los chicos estos? – Pablo señaló la mano de Lionel que sostenía la cuchara cerca de su boca, la cual soplaba para poder tomar la sopa.
Lionel metió la cuchara en su boca y sorbio, bajo lentamente el cubierto hasta dejarlo sobre la mesa y levantó su mano a la altura de su cara. Observó el daño. Sus dedos flacos y largos decorados por moretones, más abajo una ampolla que de solo ver se podía sentir el ardor.
–No, ese fui yo solito – giró su mano para que viera mejor, como si se tratara de un niño mostrando un dibujo a su madre.
Pablo ante la reacción del menor sonrió de lado, con genuina gracia. El tipo que parece que te va a cortar la cabeza por respirar cerca es un tierno al final.
–Quise correr una bandeja y no me di cuenta que estaba recién salida del horno – Lionel explicó a pesar de que el otro no había preguntado, cuando notó la sonrisa de Pablo sintió que el corazón le latía con fuerza.
–A ver, veni que debo tener algo para ponerte – Pablo se levantó de la silla y fue hacia el living-comedor, Lionel lo siguió detrás.
Lionel estaba sentado sobre la mesa con sus piernas colgando del borde, Pablo de espaldas a él agachado buscando entre los cajones del mueble debajo del televisor que juntaban un poco de todo. Cada cosa que Pablo no sabía donde poner terminaba perdiéndose en la oscuridad de algún cajón.
Dentro del silencio que se había generado dado que Pablo estaba concentrado buscando en su mente el recuerdo de la última vez que lo había usado y donde podría haber quedado, los pensamientos abrumadores vieron oportuno aparecer en la cabeza de Lionel, que solo podía balancear las piernas con más fuerza a medida que dichos pensamientos lo absorbian cada vez más. No podía evitar pensar que estaba estorbando en la vida de su vecino.
¿qué carajo estoy haciendo? Hace dos días lo hice creer que lo odiaba y ahora estoy desesperado por hacerlo reír
–Despreocupate Pablo, no pasa nada. Además mi compañera me curó. Ya mucho te molesté hoy – amagó a pararse pero la mano de pablo sobre su pierna lo detuvo. Pablo todavía en el piso con una mano estirada sosteniendo su pierna y con la otra sosteniendo una crema. Lionel tuvo que tragar la bola de nervios que subía por su garganta. La mano firme del hombre apretaba con fuerza, se sentía caliente contra su pierna. Lionel se sentía rendido ante él.
–No te vas a mover de acá ahora que la encontré – se incorporó quedando a la altura de Lionel, estando sentado sobre la mesa Pablo alcanzaba en altura al hombre – Si no hubiera querido ayudarte, te dejaba ahí donde te encontré.
Pablo tomó la mano del menor y aplicó la crema con cuidado.
Lionel seguía los movimientos circulares de los dedos de Pablo sobre su piel.–Nah, ni vos te la crees. Si sos más bueno que el pan vo'. Ya me perdonaste ser una mierda, vi lo que hiciste con ese perro y ahora esto. Sos un buen tipo, no hay con que darle.
Pablo detuvo lo que hacía y levantó la mirada, lo miró a los ojos. Conectaron unos segundos pero Lionel miró a un rincón al sentirse intimidado.
Intentando huir pregunta;
–¿Te cague la mañana, no?
Había notado que la ropa que llevaba no era la usual.
–Iba a salir a correr con mi hermana.
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cuidame el corazón (scaimar)
FanfictionLionel se muda temporalmente al mismo edificio donde vive pablo. Lionel se gana la vida como puede y va de quilombo en quilombo, Pablo es un profesor de literatura que vive una vida demasiado tranquila. El amor los va a atravesar de más de una form...