(10) Te escribí para en mi no perderme

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El caramelo se le había pegado al fondo de la olla, se mordía con fuerza la lengua evitando llamar a su madre para que lo venga a rescatar. Ya lo había mandado a la mierda al cuarto llamado preguntando si lo que estaba haciendo estaba bien. 

Se defendía a duras penas en lo gastronómico pero ya hacer una torta de manzana parecía sobrepasar sus limitadas capacidades. 

Frustrado tiró el repasador contra en el horno y se apoyó con los codos sobre la mesada, paso sus manos por su cabeza y respiró hondo intentando encontrar algo de paciencia. 

Fue a la ventana y sacó el celular de su bolsillo. Re-leyó la receta y se frustró aún más al notar que había hecho todo tal cual estaba ahí. Su madre le había recomendado el blog de un pastelero cordobés y él por primera vez lo había puesto a prueba. 

Salió de la página y busco entre sus contactos el número de su hermana. 

Mientras esperaba a que le contesté se dedicó a observar la calle. Llovía, hacía una semana que no paraba de llover pero Pablo podía jurar que había sido más que solo siete días. 

–Hola –sonó la voz de la mujer del otro lado de la línea. 

–Me rindo, no sirvo para esto. Trae facturas. 

–Me adelanté y compré unas medialunas en una panadería nueva. 

–¿Tan poca fe me tenías? –preguntó fingiendo estar ofendido, su hermana se rió y le dijo que ya estaba llegando. 

Pablo colgó y revisó que el lugar se vea bien o que al menos pareciera habitable. Metió unos cuantos papeles dentro de una caja y la escondió detrás del escritorio. 
Una de las cosas que más le reclamaban las mujeres de su familia era lo desprolijo que era con su trabajo a lo que el siempre contestaba "yo me entiendo" pero era cierto que más de una vez había traspapelado algún examen y que en otra vuelta mezcló carpetas de unos alumnos por andar corrigiendo con otras cosas en mente. 

Satisfecho con el poco orden que hizo se dispuso a poner la pava y esperar a la llegada de su querida hermana. 

Miro de reojo el celular con la excusa de ver si su hermana le había mandado algo cuando en realidad solo quería ver si Lionel le había contestado el mensaje que le había escrito más temprano. 

Nada. La conversación estaba igual. Su mensaje "como te tiene la lluvia?quiero dormir todo el día" seguía sin ser respondido. Si bien no era algo urgente ni tampoco tan interesante esperaba saber algo de Lionel en ese día. No se habían podido ver en toda la semana y eso a Pablo lo tenía enloquecido. Los horarios complicaba los planes de verse y la lluvia había sido causa ya de dos cancelaciones. 

Pablo ya no sabía cómo hacer para decir que lo único que quería era ver un ratito sus ojos marrones y sentir el calorcito de sus manos grandes y ásperas. 

El teléfono sonó y Pablo se reprochó haber pensado que iba a ser Lionel. 

No pudo contestar el mensaje que su hermana ya lo estaba llamando. 

–Si Lara, ya estoy yendo... Espera nena ya voy. 

Resoplo pensando en lo que le esperaba si su hermana andaba con esos humos. 

Iba con el manojo de llaves preparándose para abrir la puerta de entrada en tiempo récord para no fastidiar demás a Lara que tenía poco y nada de paciencia. Parecía que toda la paz de la familia se la había llevado el hijo mayor y él muy bien no la sabía administrar, siempre había sido una característica que lo dejaba bien posicionado entre el resto de profesores pero nunca había sido bueno teniéndose paciencia a sí mismo. 

cuidame el corazón (scaimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora