Estoy de los nervios.
¿Llevo más de una hora esperando porque temía llegar tarde y he salido dos horas antes de mi casa cuando en realidad tardo quince minutos en coche?
Sí.
Suspiro.
Hola, me llamo Amaia y hoy es mi primer día de trabajo en una escuela nueva como profesora de matemáticas y tutora.
Tengo 35 años, no es mi primera experiencia, llevó dando clase ya cinco años en otro colegio público donde vivía.
Pero me mudé.
¿por qué? sinceramente porque no aguantaba más mi vida.
En resumidas cuentas, el supuesto chico del que llevo enamorada años me tiene como su segundo plato, y no, no está casado ni en ninguna relación, sino que tiene un rollo extraño con una compañera de trabajo, pero cuando parece que se aburre de ella vuelvo a existir en su mundo y me hace caso.
Y así más de siete años.
Admito que soy idiota, una completa idiota enamorada de un imbécil que no sabe valorarme.
Por eso, después de mucho esfuerzo y gracias al consejo de mi psicóloga y apoyo de mi familia y algunos amigos, salí de ese mundo que gris y embarqué a esta nueva aventura.
Desde siempre he sido más de pueblo que de ciudad.
Por eso me vine a un pueblito a las afueras de la gran Madrid.
Se puede decir que tiene lo mejor de ambos mundos.
Inmensos campos verdes, la tranquilidad de la naturaleza y está a tan solo 40 minutos en coche de la estación de metro más cercana que conecta con toda la ciudad.
Sin embargo, esa locura intrépida de cambiar no me ha afectado en otros aspectos como mi timidez.
Sí, soy lo que se dice, De buena te cogen de tonta.
Sí soy.
Sin embargo, a pesar de lo que muchos estás pensando, me tomo muy enserio mi trabajo como profesora de niños de entre 6-12 años.
Adoro enseñar, y adoro a los niños y niñas.
Y digo orgullosamente que se me da bien.
Realmente bien.
Me entiendo mejor con seres pequeñitos que con los propios adultos de mi edad.
Sobre todo con ciertos padres a los que me he tenido que enfrentar en diferentes ocasiones...
Disfruto mucho más con los peques que con los aburridos adultos.
Y esa es mi simple historia.
Una persona simple, sencilla que intenta hacer la suya sin molestar y algo torpe en socializar con los de mi generación.
Resoplo algo cansada porque apenas he dormido.
Estoy muy emocionada por conocer a las niñas y niños.
Me toca dar matemáticas a clases de primero, segundo, tercero y cuarto, además de tutora de cuarto, que rondan los 9-10 años.
Tengo muchas ganas de conocerles.
El cambio ha sido algo repentino así que no estamos en inicio de curso, es más, estamos por la mitad, es Enero y hace frío a las siete de la mañana en medio de una calle desolada.
El colegio es bonito, algo grande y pintado recientemente. Con un amplio patio y campos de futbol y baloncesto.
Espero tranquila al lado de la puerta.
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La profesora nueva se enamora del director
RomanceAmaia empieza a dar clases en un nueva escuela. Su inicio es bastante bueno, sin embargo, ocurre algo inesperado en su clase de matemáticas, ¿la mandan a citar al despacho del director? ¿cómo si fuera ella una alumna?