Amaia

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- jamás pensé que los padres pudieran ser tan jodidos - me desplomo en la mesa donde hemos tenido al junta con los padres.

Tendríamos que haber acabado a las siete, pues son las ocho y media.

- como puedes ver, los padres aquí son bastante cansados en muchos sentidos - resopla mientras me da palmadas en la espalda. - me alegro que hayas venido, muchas gracias por sustituir a Agatha que no podía venir

- he cogido notas como para reformar el sistema educativo entero

Él bufa divertido.

- gracias por haber venido

- tranquilo, he aprendido mucho y muchos eran padres de algunos de mis alumnos así que me ha venido bien esta junta

Suspiro cansada.

- ¿ya podemos irnos?

- claro, ¿has venido en coche?

- nop

- genial, te llevo

No sé cómo.

No tengo ni idea.

No hay respuesta alguna.

No me preguntéis.

Pero solo sé que Rafael, el director del colegio, mi jefe, el Adonis gruñón sexy, está en en mitad de mi cocina cocinando Dios sabe qué.

Mientras volvíamos en su coche salió el tema de que no sé cocinar y de que me lamentaba no tener restaurantes cerca como en la ciudad donde pedir para recoger.

Entonces él se ofreció a cocinar parando en su casa primero donde recogió a Rudolph y trajo un par de ingredientes.

El amigable perrito se hizo amigo de mis gatetes con facilidad.

Lo sé, suena irreal, pero es así, en la ciudad, mis gatos siempre se colaban donde el vecino que tenía un perro y se acostumbraron a ellos rápido. Además que soy bastante mansos.

Mientras yo les daba de comer a los animales, Rafa me hacía la cena.

Wow.

Nos sentamos en una especie de mesita en la cocina.

- juro que este fin de semana terminaré con el tema de la mudanza

- ¿necesitas ayuda?

- oh, por favor, a este paso te deberé mil favores, tranquilo, con una horas de sueño y un fuerte desayuno seguro que puedo en un día

- es una casa bastante grande para una persona

- siempre quise una casita así, un adosado con un pequeño jardín, el sueño de cualquier loca de los gatos sola

Él bufa mientras come.

- Dios, está delicioso, gracias

- ¿puedo hacer una pregunta personal? - pregunta.

Asiento mientras devoro la pasta.

- ¿cómo es posible que vivas sola?

.

..

...

Reacciona maldita sea Amaia, ¡reacciona!

Abro la boca para contestar, pero se me cae toda la pasta que me había metido.

Vaya espectáculo estás dando.

Él ríe.

- oh, - me limpio con una servilleta mientras pienso. - bueno, yo... esto... ¿quieres decir que por qué estoy tan sola? 

La profesora nueva se enamora del directorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora