Ya sé que tengo 35 años.
Ya sé que no soy rica.
Ya sé que estoy soltera.
Ya sé que vivo en un pueblo.
Lo sé.
...
Pero también sé una cosa, y es que deseo con toda mi alma poder ser madre.
Lo juro.
Lo deseo de verdad.
Y sí, quiero adoptar.
No es que no pueda quedarme embarazada ni nada de eso.
Quiero darle una oportunidad a un niño o niña que lo necesite.
Soy muy consciente de la situación de muchísimos niños y niñas en orfanatos que esperan una familia, una madre, amor.
Y yo estoy segura de poder brindárselo a alguien.
Lo sé.
He estado peleando durante años, invirtiendo muchísimo dinero, esperando largos meses por una jodida llamada, recibiendo la negativa por ser soltera y no rica.
Sufriendo rechazo, tras rechazo.
Pero creía que eso cambiaría.
Pusieron de condición irme a una casa más grande. Lo hice.
Tener mayor patrimonio. He vendido las tierras que me dejó mi abuelo como herencia, no es mucho, pero es algo.
He demostrado de una y mil formas que soy capaz de ser madre.
Y juro por todo lo que tengo que pensé que esta vez sí iba a funcionar.
Creí que al fin lo lograría.
Pero recibí un no por respuesta en forma de llamada el sábado por la mañana.
Eres soltera.
Eres profesora, no da mucho dinero.
Te has ido a un sitio lejos para vivir.
Tienes gatos.
Tienes esto.
Tienes aquello.
¡Sigue intentándolo!
Venga, sigue ahorrando miles de euros para volver a tirarlos en una solicitud que tarde o temprano te van a rechazar. ¡Vamos!
Le decepción me golpeó tan fuerte que apenas me levanté de la cama para dar de comer a los gatos esos dos días hasta que llegó el Lunes donde a duras penas logré tenderme en pie y fui a trabajar.
Cómo de mal debo de haber parecido para que Rafa me mandara a casa.
Rafa.
Sé que debería estar enfadada con él.
Creo que sigo estándolo.
Aunque en realidad no.
El tema de la adopción es mi mayor prioridad y me ha dado tan fuerte que nada más me importa.
Además, Rafa me ha estado cuidando como el mejor amigo que es.
Eso es indiscutible.
Le conté todo.
Total, ¿por qué guardármelo?
Quiero compartirlo con alguien.
Quiero que alguien me tienda su hombro y me acompañe en este duelo tan jodido para mí.
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La profesora nueva se enamora del director
RomanceAmaia empieza a dar clases en un nueva escuela. Su inicio es bastante bueno, sin embargo, ocurre algo inesperado en su clase de matemáticas, ¿la mandan a citar al despacho del director? ¿cómo si fuera ella una alumna?