Con que bombero, eh.
Mister Adonis gruñón a pasado de insoportable, a ser la persona más interesante que conozco en este pueblo dejando a un lado a mis peques.
Wow.
Me hubiese gustado haber podido hablar más con él, pero nuestra conversación supongo que le incomodó un poco haciendo que pusiera la excusa de que tenía que irse.
Hmmm.
Camino con mi café yendo a mi clase después de una hora de descanso que tuve, cuando al girar un pasillo choco con el fuerte cuerpo de Rafael empapándolo en caliente líquido marrón.
- ¡¡UAAAAAAAAHHHH!! - grito del susto y del terror de haberle rociado café a mi jefe.
Sin pensarlo, paso mis manos por su pecho limpiando queriendo limpiar el líquido caliente y que no le queme del todo.
Paso a sus brazos, paso las manos sin parar esperando que no le esté ardiendo.
- ¡¡lo siento!! ¡¡lo siento!! ¡¡lo siento!! - digo sin parar queriendo morirme.
Siento que me voy a poner a llorar.
¡Cómo se puede ser tan torpe!
Mis ojos se empapan, ya empezamos...
Entonces unas manos fuertes me agarran las muñecas deteniéndome de golpe.
Alzo la mirada y sus ojos marrones avellana se clavan en mí.
- Amaia
- lo siento mucho Rafael, h-ha sido mi culpa
- tranquila - dice sereno.
- de tranquila nada, deberíamos ir al médico, ¿te arde?
- no
- ¿te duele?
- no
- ¿te escuece?
- ¿qué? no, Amaia no... - esboza una sonrisa algo extraña. - ha sido un accidente, no convulsiones, no me quema
- lo siento...
- ¿no te acuerdas que fui bombero?
¿eso ha sido una broma?
¡Pues ni puta gracia!
- ¿seguro que no te he quemado? - digo todavía preocupada.
- no...
Suspiro profundamente.
Sus manos siguen sujetando mis muñecas.
Cálido.
Entonces me doy cuenta de que su camisa mojada se ha pegado en su pecho de tal forma que puedo admirar sus definidos y sexys pectorales.
Wow.
¿en serio Amaia? casi se causas quemaduras de segundo grado
- por suerte el café no estaba tan caliente
- le echo leche fría para poder tomármelo más rápido... pero aún así pensé que podría estar muy caliente... y ahora mírate, te he manchado para el resto del día - me quejo de mí misma.
- tranquila, me acercaré a casa en la hora del comedor
Le miro.
Es una buena idea.
- aunque tenía ganas de que probaras mis croquetas de bacalao
Alzo las cejas sorprendida.
Él esboza una sonrisa amable.
ESTÁS LEYENDO
La profesora nueva se enamora del director
RomanceAmaia empieza a dar clases en un nueva escuela. Su inicio es bastante bueno, sin embargo, ocurre algo inesperado en su clase de matemáticas, ¿la mandan a citar al despacho del director? ¿cómo si fuera ella una alumna?