Amaia

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Si el plan era fingir que nada había cambiado entre nosotros, Rafa no lo había pillado. 

Se empeña en llevarme en coche al colegio. 

Coge cualquier excusa para estar conmigo. 

Aparece de la nada siempre que voy a la sala de profesores. 

Y ahora que estoy comiendo se lanza a mí y me besa en la boca. 

- ¡Rafa! 

- qué 

- dijimos que en el cole no 

- joder Amaia, estamos detrás del cole, aquí no nos ve nadie 

- me da igual, no quiero que hayan rumores... 

- tarde, lleva habiendo rumores de nosotros desde hace mucho tiempo 

Suspiro y me siento en el banco. 

Él se coloca al lado mío y me besa. 

- te he echado de menos...

Le sonrío enternecida.

- eso no tiene sentido Rafa, hemos dormido juntos hoy 

- lo sé... 

- y hemos empezado el día con muy buen pie... - respondo picarona mientras recuerdo lo que hicimos por la mañana. 

- lo sé... - dice restregando su nariz en mi cuello. 

- y trabajamos juntos

- también lo sé, pero después de una semana pudiendo tocarte cuando quería, me molesta no poder hacerlo ahora - dice apenado.

Río. 

- aunque fuésemos pareja oficial, no podemos besuquearnos en el colegio, no es profesional 

Él pone los ojos en blanco. 

Río más. 


Los días pasan y lo que tenemos Rafa y yo crece. 

Le tengo pánico a decir que es amor, porque no quiero ilusionarme. 

No quiero pensar que esto podría ser para siempre. 

Ya me he llevado bastantes golpes en mi vida amorosa como para sumar uno más. 

Sé que Rafa no es como Arturo, ese gilipollas no le llega ni a la suela de los zapatos a Rafa. 

Rafa es atento, cariñoso, pasional. 

Temía que cambiásemos, pero me equivoqué, sigue siendo mi mejor amigo. 

Me cuida, me protege y ahora dejo que me quiera en otros sentidos. 

¿He dicho querer? mierda. 

En fin, tengo miedo de ir muy acelerados. 

No quiero correr con Rafa, es muy importante para mí no arruinar esto que tenemos. 

Perder a Rafa no como pareja, sino como amigo me jodería muchísimo. 

Creo que jamás había sentido una conexión así con ninguna persona. 

Es extraño. 

Por otro lado... joder, no soy una adolescente alocada, tengo 35 años por el amor de Dios, no estoy para relaciones cortas ni amores de verano. 

Quiero sentar cabeza. 

Tenía claro que sentaría cabeza sola. 

Dios, si estoy en procesos de adopción para ser madre soltera. 

La profesora nueva se enamora del directorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora