Capítulo XV: "Simplemente adolescente"

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~15 años de edad~

El sonido de la tiza deslizándose en la superficie verdosa era lo único se oía en el salón de clases. Los alumnos se encontraban tomando notas en silencio, aunque algunos de ellos se distraían de los cálculos que aburría a más de uno, incluyendo al extranjero peliblanco. No lograba concentrarse como era debido, por lo que optó en seguir leyendo la novela la cual hacía días había iniciado. Por otra parte, sentado a unos pupitres adelante y jugando con el bolígrafo entre sus dedos, Masaki observaba pensativo la pizarra.

—Es pi.— Murmuró, logrando así que varios de sus compañeros cercanos lo mirasen en forma de reproche para que guardase silencio. Se encogió de hombros, sonriendo apenado. —Lo siento.

Aleksey no pudo evitar la leve risa que le provocó aquella escena. Luego, notó como el castaño se volteó para mirarlo y hacer sus ojos bizcos en forma de burla, tal vez por pensar que se reía de él. En respuesta, sólo le mostró los dientes en una alegre expresión.

Conforme el tiempo había pasado, ambos se convirtieron en grandes amigos. Las incontables cosas que tenían en común, los mantenían inseparables. Asimismo, Masaki se sentía a gusto con saber que no era el único al que señalaban por su impresionante inteligencia, pues el ruso peliblanco se encontraba a la misma altura, a quien le invadía el entusiasmo por encontrar finalmente a personas de su edad para compartir sus hobbies, música e incluso ridículas anécdotas de la adolescencia.

—Espero que para la clase que viene tengan el trabajo listo.— Dijo el profesor, de pie con firmeza frente a todos. —En tiempo y forma, ¿Quedó claro?

—Sí, sensei.— Afirmaron los menores antes de comenzar a guardar sus cosas, debido a que la campana había sonado dando por finalizado el día.

—Me recuerda a Kunikida-san.— Susurró entre risas el ojiazul mientras se colgaba la mochila en sus hombros. —¿Sensei tendrá algún ideal también?

Su mejor amigo pelirrosa a su lado, no pudo contener la suave carcajada al escucharlo. Conocía a la persona que su amigo se refería, pues había tenido la oportunidad de acompañarlo hasta la Agencia de Detectives Armados algún que otro momento al acabar la jornada escolar.

—Será su portafolios.— Le siguió el juego. —Nunca se despega de esa cosa.

Masaki asintió repetidas veces de forma divertida. Amagó para agregar algo, pero una mano que se posó en su hombro lo obligó a girar sobre sus talones, encarando así a Aleksey.

—Oye, ¿Te gustaría que hagamos el trabajo juntos?— Sugirió este. —Podemos buscar algún lugar en el parque.

—¡Claro!— Aceptó sonriente. Posteriormente, su rostro se fue deformando a un puchero mientras su cuerpo se encorvó hacia adelante, como si fuese un muñeco de nieve derritiéndose. —¿Pero al parque? ¡Hace mucho calor! ¿No prefieres ir a mi casa o a la tuya?

Aleksey se tensó por lo nervios. Ir a la casa de Masaki, era una muerte segura a sabiendas que rondarían las sospechas sobre su procedencia, como cuervos alrededor de un ser sin vida; la opción de ir a la propia, simplemente le haría las cosas fáciles a su madre. Y se negaba a ello.

—¿Algún café?

—¡Sí! ¡Muero de hambre!

Sintió la mirada de Yuu sobre el castaño, por lo que este se dirigió hacia él. Los colores se le subieron hasta sus mejillas al verlo sonreír con picardía, dando a entender inmediatamente lo que ese silencioso mensaje gestual significaba. Optó por hacer caso omiso y proseguir con lo suyo.

***

Todos los jóvenes salieron de la institución para disfrutar lo que restaba del día o se disponían a dirigirse a sus respectivos clubes, pues no había mucho que celebrar pues sólo era lunes. El chico peliblanco se apoyó en una de las paredes al costado de la escuela, para esperar pacientemente a su tan extrovertido compañero el cual no tardó en hacer aparición, siendo prácticamente rodeado por otros adolescentes que insistían de su atención.

Masaki | SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora