Capítulo XXIII: "Cerca del peligro"

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A través del cristal de la ventana, un par de ojos avellanas eran expectantes ante la escandalosa escena que acontecía a metros y metros de distancia, pero que aún así no pasaba desapercibido. Sin embargo, el humo comenzó a obstruir la vista, así como la cortina puesta delante, cubriendo todo por completo.

—Deja de mirar, hermano.— Dijo el responsable de que ahora mismo se encontraban a oscuras.

Ahora, esas tonalidades otoñales que antes observaban hacia el exterior, conectaron con las azuladas de un océano lleno de seriedad.

—Estoy haciendo guardia.— Argumentó. —Además, puede haber acción y eso no quiero perdérmelo.

—Fumiya, esto no es una película de Marvel.— Bufando, el mayor de ambos tomó asiento en el sillón, justo al lado del rubio, quien había decidido darle un poco más de compañía. —¿Eres consciente que papá puede estar herido?

El susodicho frunció el ceño.

—Como siempre lo ha estado cuando va a pelear contra millones de enemigos, usando esa asquerosa cosa que lo deja inconsciente y derramando sangre.— Se cruzó de brazos, ignorando por completo que su pecho comenzaba a doler, aunque se tomó un par de segundos para agregar: —Pero ahí sigue, fuerte y de pie. Esa bomba estúpida no le hizo nada grave como lo que ya ha pasado antes, más que quemaduras, te lo puedo asegurar. ¿No recuerdas quién es papá, hermano? Mejor que cualquier Vengador.

Masaki no pudo evitar reír, totalmente de acuerdo. La fortaleza con la que estaban hechos sus padres, no lograría comprenderlo con exactitud.

—Tienes razón.— Extendiendo una mano hacia él, revolvió sus rojizos cabellos.

Sonrió ante la acción, para luego dirigirse a la visita.

—Kento-kun, ahora que eres pareja de mi hermano, ¿Me llevarás de paseo en tu motocicleta súper genial?— Sus ojos brillaron como dos luceros, mientras daba saltitos en el lugar.

Entre leves risas, las mejillas de Kento se tornaron rojizas ante el simple título de "pareja". Por otro lado, el castaño parecía estar en la misma situación, con el rostro acalorado y cubierto por ambas manos.

—Claro, algún día será.— Accedió el rubio junto a una dulce sonrisa. Luego, una tercera mirada se clavó en él desde su costado derecho, entonces se volteó para enfrentarse con los grandes ojos azulados de Satoko de pie abrazada a un unicornio de peluche. —Oh. Hola, pequeña⁓

Ella frunció el ceño y los labios en un puchero, amenazando con llorar. Antes que el adolescente le dijese otra cosa, corrió hacia su hermano más grande y se aferró a su cuello con ambos brazos.

—Parece que no te reconoce.— Riendo, Masaki la sentó en su regazo y acarició su cabellera pelirroja. —La última vez que la viste no tenía un año.

Fumiya se acercó a su pequeña hermana y extendió sus brazos, invitándola a pasarse a estos.

—Ven, Satoko-chan, vamos a jugar arriba.— Dijo antes de sonreír burlón. —Masaki-nii y Kento-kun tienen que... hablar⁓

El castaño estaba a punto de golpearlo con el primer cojín a su alcance, más se contuvo, pues bien sabía que podía romperlo y así todo el relleno se esparciese por el lugar. Asique, sólo le entregó a la niña para que se la llevase a la planta superior. Ahora estaba a solas con el otro joven, y muy nervioso como inusualmente se sentía.

—Kento...— Aún así, le gustaba tomar la iniciativa. Sus ojos lo observaban, como los contrarios a él. —Será mejor que nos veamos otro día, ya sabes. Esto puede ser muy peligroso, y no quiero que nada te haga daño.

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⏰ Última actualización: Jun 05 ⏰

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Masaki | SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora