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—A dónde me llevas"!— Yai no deja de gritar, está dolido.

Mangkorn detiene el auto en el hospital.

—Que hacemos aquí?— Yai lo mira.

—No quería que las cosas fueran así, pero no quiero tener más problemas contigo, quiero que entiendas algo— Mangkorn conduce hasta el estacionamiento y después baja del auto para abrir la puerta de Yai.

Yai toma la mano de Mangkorn y baja aún dudoso de lo que está pasando.

—Vamos— Mangkorn lo guía por un pasillo extremadamente frío y blanco.

—Mangkorn...— mil cosas pasan por la cabeza de Yai.

—Se gentil— Es lo único que dice Mangkorn para abrir la puerta de la habitación.

Adentro de la habitación hay una mujer en cama que duerme tranquilamente.

Yai se queda en la puerta y Mangkorn avanza hasta su madre.

—Hola... despierta— Mangkorn la toca suavemente.

A Yai se le hace un nudo en la garganta.

La mujer despierta y le sonríe a su hijo.

Yai no puede más y llora.

—Cariño por qué ese joven está llorando?— la mujer no entiende nada de lo que sucede y habla desde su amor maternal.

Mangkorn va hasta Yai.

—Perdoname, no lo sabia— es lo único que puede decir Yai entre lágrimas.

Mangkorn le sonríe débilmente mientras le limpia las lágrimas.

—No llores, ven— Mangkorn lo toma de la cintura y ambos se acercan a la pobre y confundida mujer.

—Cariño?...— la mujer mira a los dos y después mira la pancita de Yai.

—Mamá, dijiste que querías conocer a mi prometido, te lo presento, lleva a tu nieto en su vientre— Mangkorn coloca su cálida mano en la pequeña pancita.

—Oh cariño"!— La mujer habla sorprendida mientras llora.

Yai también comienza a llorar.

Mangkorn ahora tiene que lidiar con dos personas lloronas.

......

—Dime que harás con la boda?— Nine mira al padre de Yai.

—Puede que no hayas entendido nada Nine, no dejare que te cases con mi Yai— el hombre contesta.

—Creo que has olvidado algo muy importante, Yai me ama a mi, y no será difícil tenerlo— Nine sonríe.

—Nine desde que te fuiste las cosas han cambiado, Yai se ha dado cuenta que lo que siente por ti es apegó solamente, confio más en un perro que acepta órdenes que en una rata como tú, Mangkorn podrá no tener dinero, pero es por eso que se a dedicado a mi hijo, tu por otro lado, huiste para jugar este sucio juego y ahora regresas aquí y dices todas estas imbecilidades, por favor— el hombre no demuestra miedo.

—La razón por la que e venido directamente hacia ti, es porque tú le robaste a mi padre y ahora me encargaré de quitarte lo más preciado para ti, se que si dices algo de todo esto Yai no va a creerte y simplemente vas a conseguir que se aleje de ti, lo cual no te conviene por qué lo amas demasiado, haz lo que te digo— Nine se marcha.

Los subordinados que cuidaban de Yai se miran entre si preocupados. En definitiva aquel alfa era bastante malvado

Labios sabor Cereza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora