CAPITULO 3

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DESISTIENDO


Bernardo

Era natural que escapara, no podia esperar menos.

Por un momento creí que despertaría a mi lado, pero supongo que tomaba muchas referencias de aquellas columnas que solía escribir.

No tenía rastros de su persona en ningún lado. ¿Cuál podría ser la probabilidad de haber estado demasiado borracho como para inventármela? Ninguna, una noche así no te la inventas, no de esa manera. El sexo por despecho no era algo que deseaba tener con ella, eso era más que obvio.

Aunque de algo a nada...

Bien, no, esto no fue lo ideal, porque ahora mismo moría por ir donde quiera que estuviera, tomarla y traerla a mi casa para hacerla mía de tantas maneras que imagine en los últimos 302 días. No, corrijo en los últimos 300 días.

Llegue a la oficina con una renovada actitud, quizá ella podría fingir que nada paso, pero, yo me encargaría de que lo recordara. ¿No podía esperar que simplemente la probara y diera marcha atrás? O quizá sí, pero la verdad poco me importaba. La noche de ese lunes probé el cielo entre sus piernas y no estaba dispuesto a salir de ahí.

-¿Dónde está Demetrio?- le pregunte a su compañero cuando las once de la mañana cruzaron mi reloj sin verla en ningún lado

-Pidio sus vacaciones hace un par de semanas, solo vino ayer porque no se terminó de revisar el diseño editorial a tiempo, y quería asegurarse que no quedaran pendientes- debí mirar el puto calendario

Ahora el que bebiera en lunes tenía más sentido para mí.

Regrese a mi oficina girando el celular entre mis manos, podría llamarla, tenía su número, me había encargado de quitarle el sueño durante mucho tiempo- no como me gustaría- pero lo había hecho. Pero... ¿Debería llamar? Y si esto era una señal divina de que no debía seguir adelante, tal vez ahora estaba destrozada, después de todo no llevaba más de 48 horas comprometida cuando gimió mi nombre.

Mi nombre...

Gimió mi nombre...

Como un niño pequeño me gire en la silla festejando, bien, le daría un día de culpa, solo un día así yo aprovechaba para meditar este momento y ponerme serio con el asunto comenzando a indagar.

Florence Demetrio no se casaria, de mi dependía que eso no sucediera. Porque después de todo, ¿Quién llora sola en un bar después de comprometerse?

Nadie, efectivamente nadie.

Algo andaba mal entre ellos, no debías ser un genio para saberlo, y ahora la duda me comía, ¿Qué hombre en su sano juicio dejaría andar a esa mujer sola por la vida?, era la lujuria pura, y caminaba sola por la vida.

Las imágenes de la noche anterior se repetían en mi cabeza sin parar, ella saltando sobre mi pene, yo aferrado a esas caderas, su piel era tan suave, y su voz ronroneante... debía parar, ya estaba empalmado de nuevo.

-Quiero un favor- me detuve en la oficina de redes de la empresa

-Lo que diga jefe- sonrió divertida

-Tefa, esto es serio- intente parecer convincente- quiero me des acceso a las redes de la empresa-

-Tú ya tienes acceso a ellas-

-¿Yo?-

-Sí, tu-

-¿Cómo cojones lo tengo y no sabía?- me estaba exasperando

SospechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora