CAPITULO 6

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PROPUESTA  


BERNARDO

Bien, no estaba loco, no, no lo estaba, Florence Demetrio me deseaba por lo menos la mitad de lo que yo lo hacia con ella. Mis sentimientos eran mucho más complicados de lo que ella podría esperar. No planeaba hacérselo saber... si solo podría tener esto de ella lo tomaría, aunque sabía perfectamente que con el tiempo no me sería suficiente.

Llevaba bastante tiempo por aquí, en total 330 días siguiéndole los pasos, buscando encontrar por lo menos una sonrisa aunque no fuera para mí. Nunca pensé tener lo que había logrado en estos días, sabía que era poco, que era básicamente nada. Pero la tuve, y esta vez ni el alcohol ni nada podría interponerse entre lo sucedido como un tonto pretexto.

Quizá debía alejarme ahora mismo, aquel anillo aún estaba en su dedo y parecía más ida que feliz con todo lo que nos sucedía. No quería que lo nuestro se convirtiera en nada, no lo quería, pero casi podía presentir el final antes de dar los siguientes pasos. "No, no pienses en eso" me decía revolviendo mi cabello.

No tenía tiempo para mostrarle todo lo que sentía, en algún momento ella se quebraría, porque no era una mala persona y ahora mismo la estaba haciendo sentir como tal, estaba engañando a su prometido, lo hacía, porque cada mirada que me dio en estos días se llenaba de calor en sus mejillas con solo mirarme.

Pensaba en mi tanto como yo en ella.

No quería ser imprudente, no quería que su hermosa existencia se llenara de manchas, pero era un egoísta, y la necesidad de tenerla de nuevo entre mis manos me quemaba. No quería ser su angustia, pero no tenía problema con ser quien la llenara de vergüenza, de esa vergüenza que te deja el placer, el puro y flemático placer.

-¿Escapando?- la intercepte por la noche del día 334

-¡Dios!- salto al verme de pie detrás de ella en el ascensor

-Lo siento- sonreí divertido- ¿Podemos hablar?-

-No creo que sea buena idea- la seguí mientras un par de personas más nos acompañaban pisos abajo

-Buenas noches- dijeron una vez que todos salimos

-Buenas noches- sonrió poniéndose un abrigo ligero y acomodando los audífonos sobre su solapa

-¿Te gustaron?- le di alcance

-Su sonido es bueno- dijo sin mirarme apresurando los pasos de sus botitas amarillas por la salida

-Me alegra que te gustaran- sonreí satisfecho- ¿Puedo invitarte a cenar?- se quedó de pie- solo una cena lo prometo- levante ambas manos en son de paz- tu prometido puede recogerte si quieres- intente hacerla sentir segura aunque no era exactamente mi idea

-Bien, quizá algo ligero- sonreí satisfecho metiendo mis manos en mi cazadora de piel señalándole el auto-¿A dónde vamos?-

-¿Algo cerca de tu casa?- pregunte

-Con que no sea un lugar agobiante-

-Tengo la mejor elección- sonreí asintiendo con Benito

-Ya estuvimos aquí antes- señalo con una risita burlona- ¿Vuelve al lugar de los hechos? Eso no es muy listo de su parte- sonreí al verla tan relajada

-Te voy a contar un secreto- señale la mesa con sofá del fondo

-¿Entonces?- se quitó el abrigo acomodando sus cosas a su lado mientras me miraba animada

-Cuando tenia quizá tu edad- y su sonrisa se hizo aún más grande- me obsesione con este lugar, estaba cerca de nuestro departamento de solteros, y nos agradaba, entonces, cuando gane el suficiente dinero, un amigo y yo lo compramos-

SospechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora