Celda 55• 🌻

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Narrador: Chimon

D U R A N T E

Tres días antes.

En las tardes, a veces, miro el techo y solo espero a que el tiempo pase.

Siempre he sentido que soy el personaje secundario en la vida de alguien más.

Las cosas emocionantes no me ocurren a mí, soy aburrido y podría ser desechado de la historia en cualquier momento, porque nadie estaría realmente afectado por eso.

Suspiro mirándome al espejo, con un nudo en la garganta.

Ese que tengo cuando me llegan vacíos existenciales, como el que estoy teniendo ahora.

Miro el cepillo de dientes en mi mano derecha y lo pongo en mi boca, con flojera.

Apenas ha amanecido, pero no he podido dormir bien.

Me sobresalto al ver esa mano, tomando mi pasta de dientes frente a mí, y veo a través del reflejo, a un Alfa que no reconozco.

Es nuevo, probablemente.

—Pide permiso, idiota —le digo girando los ojos, con la boca llena de espuma.

Él me mira a los ojos, y sonríe devolviéndomela.

—¿Ya vas a llorar porque la usé?

Prende la llave del agua ignorándome, y abro la boca ofendido.

¿Cómo se atreve a hablarme así?

—¿Tienes idea de quién soy yo? —le pregunto cerrando el agua y él la abre de nuevo, riéndose más.

—No —responde acercando su rostro al mío— pero me interesa saber, porque eres lindo.

Mis labios se sellan automáticamente y retrocedo, volteándole la cara.

—No toques mis cosas —susurro nervioso, y me agacho para enjuagarme la boca.

Mis mejillas están ardiendo, y me siento un poco desestabilizado.

Es el encierro.

Llevo años sin tener contacto con un Omega, en este lugar lleno de Alfas asquerosos.

Alfas como yo.

Agarro todo, aún nervioso, y salgo de ahí.

Camino a mi celda, intentando evitar sobrepensar esa irrelevante situación, pero ahí, sentado en mi cama, algunos minutos después, lo veo entrar en la celda frente a la mía.

A ese Alfa, el que no parece ser tan asqueroso como el resto.


Dos días antes.

Aburrido como siempre, sentado en mi celda de noche, juego con una pelota, golpeándola contra la pared.

Rebota y regresa a mi mano, mientras apoyo mi cabeza en los ladrillos.

—¿No tienes sueño? —me pregunta sentado junto a los barrotes de su celda y yo lo miro.

No tengo mucho más que hacer ahora, así que respondo.

Hemos estado cruzando miradas en el día, pero siempre estoy demasiado ocupado, para solo tener una conversación.

—¿Y tú?

—Los primeros días suelen ser difíciles, aunque esta no es mi primera vez acá.

—¿Qué hiciste?

—Tráfico de drogas.

—Yo me dedico al tráfico también —le cuento sonriendo— tráfico de todo, desde aquí.

Our skyy• [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora