4. Consejo de un idiota

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La noche se hacía presente ya en la ciudad y yo apenas salía del instituto tras quedarme unas horas más intentando adelantar mis pendientes.
Me sentía muy cansado y lo único que quería era llegar a casa y dormir.

Mis pasos se detuvieron cuando, en una de las calles cercanas a la escuela, escuché ruidos sospechosos.
Sigilosamente me acerqué al callejón de donde provenían las voces y gritos y la molestia me atacó al entender de que se trataba todo el alboroto.

—¡Chicos!

Todos detuvieron su discusión y me observaron con pánico.
Los dos que sostenían al muchacho al que estaban golpeando lo soltaron de inmediato.

—¿Se puede saber qué está pasando acá?

—Nada, profesor—dijo con ligereza Haechan, el principal agresor. —Estamos resolviendo un asunto.

—Saben que las peleas están completamente prohibidas y esto amerita una sanción grave por lo que le han causado a su compañero.

—¡No, profesor Min!—empezaron ellos a renegar.

—Mañana necesito que todos ustedes traigan a sus padres o encargados. Tendré que hablar con ellos.

—¡Profesor!

—Y estoy consciente de quienes son—los observé a todos. —Mañana a las nueve por favor.

Tras pucheros de molestia y maldiciones apenas audibles, todos empezaron a retirarse.
Observé al chico al que estaban agrediendo y me tomé un minuto para hablar con él.

—Seungwoo.

Detuvo sus pasos y me observó.

—¿Qué pasó? ¿Por qué te estaban golpeando?

Frunció los labios y su mirada bajó al suelo.

—No es nada.

—Sé sincero conmigo, por favor. Mañana hablaré con los padres de todos ustedes y quisiera saber al menos la razón para que esto pasara.

—Fue mi culpa—murmuró. —Yo inicié todo esto.

—¿Tu culpa?—pregunté confundido. No podría dar crédito a eso, Kim Seungwoo era uno de mis alumnos más brillantes y nunca se metía en problemas. —No mientas, te aseguro que nada malo sucederá si me dices la verdad.

—Es la verdad, profesor Min—suspiró. —Yo empecé a golpear a Haechan cuando me enteré que es novio de Kazuha. Me molesté tanto que no pude evitarlo. Luego él llamó a sus amigos y yo entendí que era tonto intentar luchar con todos ellos.

—¿Por qué te molestaste por lo de Kazuha?—cuestioné curioso.

Él me observó fugazmente y noté la decepción en sus ojos.

—Ella me gustaba, profesor. Realmente nos habíamos hecho cercanos y yo creí que existía alguna posibilidad, pero ella lo prefirió a él. Me siento tan idiota.

Parpadeé sin saber que decir, pero mi corazón se estrujó ante sus amargas palabras.
¿No era acaso muy joven para enfrentarse a las terribles desilusiones amorosas? Me sentí mal por él, porque de alguna manera yo comprendía cuanto dolía perder a alguien que se quería.

Suspiré y le di unas palmadas amigables en la espalda.

—El amor es demasiado complejo para entender, Seungwoo. A veces las personas se van y no podemos entenderlo; solo queda acostumbrarse y esperar a que el tiempo pase. Verás que es probable que encuentres a alguien mejor en el futuro.

Asintió sin ánimos.

—Es bastante sabio lo que dice, profesor—me sonrió un poco. —Creo que sabe muchas cosas, además de música.

Sonreí un poco.

—Ve a casa ya. Y no vuelvas a crear problemas.

Movió su cabeza en afirmación y tras despedirse con la mano, corrió lejos.
Reí amargamente y me dije que era tonto, que las palabras que le había dicho a Seungwoo eran las mismas que yo debía grabarme en el cerebro para olvidar a Kim Sooyoung.
Era patético que no pudiera entenderlo y que el tiempo no hubiera sido capaz de borrar de mi memoria su imagen.
Yo era un completo idiota.




memories of a broken heart; mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora