Capitulo 8

196 17 30
                                    

—Lo siento, señorita. Creo que me confunde con otra persona —extiende su mano a modo de saludo—. Mi nombre es William Doe.

Sam duda por un segundo. Su corazón le gritaba que todo está bien, solamente es un transeúnte normal y corriente. Sin embargo su cabeza, le remarca que se mantuviera alerta y no confiara. Despeja su mente del último pensamiento, achacándolo a que solo se debe a la extrema similitud que tiene con su legítimo padre.

La joven no quiere ser descortés y estrecha la mano del extraño.

—Samantha Carpenter —se presenta—. ¿Es usted de Woodsboro? No le había visto por aquí antes —pregunta intentando averiguar más acerca del hombre.

—No, me han trasladado aquí hace unas horas desde Oakland. Estaba buscando la comisaría local, pero el GPS de mi móvil se ha vuelto loco, me he perdido y por ende terminado aquí —sonríe incómodo.

—Si quiere podemos mostrarle el camino, no está lejos de nuestra casa —agrega Tatum a la conversación.

Por unos instantes Sam desearía que no fuera tan encantadora y sociable. No conocían de nada a ese hombre y por tanto que supieran donde vivían no le hacía especial ilusión. Si buscas la comisaria por un traslado, solo puede ser para pagar por un crimen como delincuente menor o ser un nuevo ayudante. Conforme estaban las cosas no quería correr riesgos.

El hombre se arrodilla frente a ella, mira a la niña con cariño y levanta su mirada hasta Sam.

—¿Es su hija?

—¡No, aun soy muy joven para ello! Es la hija de.... —piensa en algo rápido que decir—. Una amiga.

La joven sentía que estaba mintiendo descaradamente al llamar a Sidney amiga. Sin embargo no lo hacía, después de todo lo eran ¿verdad?

Por otro lado tampoco se imaginaba a su edad teniendo hijos con Danny, por mucho que lo quisiera no era el momento, sin olvidar el factor de que ella ahora estaba en Woodsboro y el seguía en NY.

Un enorme estruendo resuena por todo el cielo a la vez que se oscurece de golpe. El móvil de Sam empieza a vibrar como loco, lo mira con recelo pensando si sacarlo o no. La lluvia comienza a caer con fuera sobre ellos y echan a correr.

—¡Mierda! ¡Tenemos que resguárdanos! —grita William por encima de la tormenta—. Si me indicáis el camino puedo llevaros en mi coche hasta vuestra casa, luego continuare mi camino solo.

Nunca te subas al coche de un desconocido, primera regla de la vida. Pero la constante vibración del móvil hacían crispar los nervios de Sam, impidiéndole pensar con sensatez. Tatum parecía estar también agotada.

La joven asiente y llegan junto al desconocido hasta su coche. El hombre inmediatamente y sacude su pelo mojado con avidez.

—Tatum, espera —detiene a la niña antes de que pudiera subirse—. Yo lo hare primero, no quiero que corramos más riesgos innecesariamente. Tú te quedaras detrás de su asiento, si intentara algo le sería más difícil atacarte. Y tienes que estar a salvo.

—¿Y quién te protege a ti? —señala la niña con expresión triste.

—La preciosidad que tengo detrás de la espalda. Mi asiento esta elegido estratégicamente para la defensa —le guiña el ojo, en un intento por tranquilizarla.

Sube en el coche y se asegura de que Tatum la siguiera.

—¿Bien, por dónde vamos?

—Tres calles más abajo siguiendo esta misma línea, llegaremos hasta una pequeña urbanización privada. Después de dejarnos tienes que girar a la izquierda cuando acabe la zona residencial, luego tras dos minutos deberías acabar en la plaza del pueblo, vuelve a girar a la derecha y te encontraras con la comisaria de Woodsboro.

EL REFUGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora