Capitulo 15

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Sam escuchaba a gente discutir fuera de la puerta de su habitación, personas caminando a gran velocidad de un sitio para otro.

No sabía muy bien cuanto tiempo habia pasado en aquel cubículo prácticamente blanco, solo recordaba su ataque a Sidney, como sufrió un ataque de pánico y la llegada de la policía junto a la ambulancia.

El resto del camino hacia el hospital le era totalmente borroso, estaba tan inmersa en sus pensamientos, en su culpa, que ni se inmuto cuando llegaron y un oficial de policía esposo su mano izquierda a la barra de la cama.

No había ningún reloj que le indicara la hora, el único indicio temporal del que disponía era la luz que entraba por el cristal de la ventana también abarrotada.

—Oye, voy a salir un momento a fuera, ¿de acuerdo? Quiero saber que está pasando —le informa Kirby.

—Seguramente lo que ocurre es que por fin un Loomis en la historia de Woodsboro ha podido acabar con Sidney Prescott —dice Billy desde una esquina en la habitación.

Su voz la consumía tanto, que no se dio ni cuenta de cuando su vieja amiga de instituto había abandonado el lugar.

—Eso es mentira... ella no... —tartamudea, sintiendo como la bilis sube por su garganta.

—Deberías sentirte orgullosa. Por tu abuela, por mí. Llevas tu linaje en la sangre, eres fuerte y por fin lo has demostrado al mundo. Ella está muerta —canturrea.

La joven se mecía hacia delante y hacia atrás tanto como las esposas le permitían, mientras se abrazaba las rodillas. Era la primera vez que veía a su padre a cuerpo completo, y no tras un reflejo como las veces anteriores. Había algo en su sonrisa que le provocaba escalofríos, ver como se paseaba tan alegre por el lugar... Mientras sus palabras se colaban en su cabeza, como una mantra.

Si no quería perder el raciocinio tenía que enfocar su atención en otra cosa. Intenta hacer oídos sordos y se centra en las palabras que resonaban tras la puerta.

—¡No, no pueden hacerle esto a Sam, ella es inocente!

—¡Entendemos lo que ha pasado, sin embargo deberían enfocarse realmente en quien causo todo eso y buscarlo. Ella no tiene porque estar esposada como una criminal! —espeta Gail en tono furioso.

—Sé que usted, señorita Weathers, también estuvo allí cuando ocurrió. No obstante ante los ojos de la ley es totalmente culpable de los cargos por los que se le acusan.

—¿Y qué cargos son esos? —pregunta Tara.

—Por homicidio, está claro —agrega Billy sentado a los pies de la cama—. Por fin se ha cerrado el círculo. Ahora su cuerpo estará en algún sitio de la morgue totalmente destrozado y...

—¡No! —grita la joven, mientras tira la almohada a sus pies y se tapa las orejas con ambas manos. En un intento desesperado por acallar la voz de su padre—. ¡CALLATE! ¡ES MENTIRA! ¡MIENTES!

El escandalo alerto a todo el que estaba fuera. Tara entra corriendo, intenta agarrar las manos de su hermana sin éxito alguno, trata de tranquilizarla en vano. Ella no está escuchando.

—Sam, por favor. Tienes que tranquilizarte —suplica Gail con los ojos rojos y lágrimas sobre su rostro, a la vez que coloca su mano sobre el hombro de la joven.

—Ahora solo queda ella en la lista —le susurra Billy al oído.

Lo que la hace estallar más. Ella era un peligro, al final resulto ser cierto. Tenía que alejarlos a todos antes de que alguien más resultara herido.

Aparta la mano de Gail y aprovechando el brazo libre, empuja a su hermana lejos de ella.

—¡NO, NO, NO!

EL REFUGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora