Capitulo 2

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Ambas deciden hacer una corta parada para recoger el coche del motel. Cuando llegan al aparcamiento ambas se quedan asombradas al ver su estado.

A un lado del estacionamiento se haya totalmente destrozado. Los cristales rotos, las ruedas pinchadas, pintura roja esparcida por todas partes como si fuera sangre y como última burla; la palabra ASESINA, rayada sobre la chapa del lateral, y una máscara de Ghostface sobre el capo.

Bajan del coche y examinan el destrozo de primera mano.

—¡Joder! —maldice Sam mientras golpea la carrocería— No puedo pasearme con esto ahora por el pueblo, y arreglarlo me va a costar un ojo de la cara.

—Tranquila, enseguida averiguaremos quien ha sido —señala una pequeña cámara de vigilancia, colocada estratégicamente en una esquina de la fachada—. Conozco al dueño del lugar, era un buen amigo de mi padre. Seguro que no le molesta que echemos un vistazo.

—¿No se tratara de la belleza de ojos marrones que me ha mandado a freír espárragos? Si te conoce, y sabe de mí... No me extrañaría que por eso no me dejara quedarme.

—Lo dudo, por dos motivos. Alfred tiene los ojos verdes, y es muy atento con sus clientes, nunca ha sido grosero por muy mala que fuera la clientela. Y aquí viene de todo...

Sidney se queda vagando un momento en sus pensamientos, mientras mira hacia el piso de arriba, parece como si estuviera volviendo al pasado.

—Parece que hablas desde la propia experiencia. ¿Has estado aquí con mi padre en alguna escapada romántica adolescente? —pregunta Sam con sátira.

—No —la mira directamente a los ojos y responde—. Pero nuestros padres si...

Sam se siente avergonzada al instante, pero Sidney no parece darle demasiada importancia al asunto, debe de haberse acostumbrado a la idea con los años.

Conocía un poco la historia. Billy se volvió loco después de descubrirlo, aquella infidelidad causo el abandono de su madre, por lo que se volvió en contra de la madre de Sidney, asesinándola y un año después fue a por ella.

Puede que algún día le quiera contar más detalles, sin embargo sabe que no es el momento de hacer preguntas. Se encaminan escaleras arriba hasta la recepción, nada más Sam atraviesa el umbral de la puerta el chico comienza a gritarle.

—¿Qué haces tú otra vez aquí? ¿No he sido claro antes?

—Solo venimos para preguntar algo —intercede Sidney poniéndose delante de Sam— Has crecido mucho, Jason. ¿Sigue tu padre trabajando aquí?

—¡Que sorpresa más agradable, no esperaba verte por aquí! —su sonrisa pasa a formar expresión pensativa, que da lugar a una mirada recelosa y agresiva hacia Sam—. ¿Te está dando problemas? ¿Quieres que llame a la policía?

—Jason, no sé qué has oído por ahí. Pero ella está conmigo ahora. No es cómo la gente dice y me gustaría que empezaras a hablarle con un poco más de respeto. Respecto al tema de la policía... es algo discutible. Es la razón por la que tengo que hablar con tu padre primero.

—Voy a buscarle... —suelta un último gruñido bajo y se aleja.

—Gracias, pero no necesitaba que me defendieras. Ya soy mayor y se cuidar de mi misma. Además no es el primer capullo con el que me cruzo.

—No por eso me voy a quedar de brazos cruzados dejando que te traten como algo que no eres y...

Sidney quiere continuar, pero un chico vuelve acompañado de un hombre bastante mayor, por su aspecto diría que tiene alrededor de la edad de Hank Loomis.

EL REFUGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora