LEÓN #3 [Disponible en físico]

DOCE

Ivanna

Termino de arreglarme. Shiro y Kenzo Nakamura estarán a punto de llegar, si no lo han hecho ya. Mi habitación queda al otro lado de la casa, da a la parte trasera del terreno. Desde aquí no puedo ver si alguien llega. Me miro en el espejo una última vez. Me he puesto un vestido de manga larga color celeste, llega hasta mis rodillas. Se ajusta a mi cuerpo. Me pongo mis Louboutin blancos. Me miro a los ojos a mí misma. No he dejado de llorar desde que me fui de Italia el miércoles por la mañana. No he sabido nada de León desde entonces. Mi hermana Kira ha estado muy pendiente de mí, no me ha dejado dormir sola ni una sola noche. La puerta de mi habitación se abre. Mi padre entra.

-Estás preciosa, printsessa.

Sonrío levemente.

-Gracias, papá.

-¿Estás segura de esto?

Asiento.

-Le di mi palabra a Sasha.

Mi padre me atrae hacia él. Lo abrazo por la cintura.

-No tienes que decidir nada hoy, sólo vas a conocerlo. ¿Entendido?

-Sí, papá.

Quiero preguntarle el por qué de esa regla, de la única regla que tiene para mí. Ninguna de mis hermanas la ha sufrido, sólo yo.

-Papá.

-¿Sí, printsessa?

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Por supuesto.

Me separo de él, mi padre pone sus manos sobre mis hombros.

-¿Por qué sólo yo tengo esa regla? ¿Por qué tengo que casarme con el hombre que me toque?

-Printsessa...

-Necesito saber tus razones, por favor.

Mi padre respira hondo. Se sienta en el borde de mi cama, me hace un gesto con la cabeza para que me siente en su muslo. Su brazo rodea mi cintura cuando me siento.

-Hace años, cuando conocí a Karenina, la madre de Mijaíl y Yelena, yo tenía una hermana pequeña. Ella tenía dieciocho años cuando se enamoró por primera vez de un hombre. Él parecía amarla también, mi padre aceptó que ella saliera con ese hombre.

-¿Qué pasó?

-Él no quería nada serio con mi hermana, sólo quería divertirse. Cundo se cansó de ella, la dejó por otra mujer. Mi hermana entró en una profunda depresión. Se suicidó. El médico que le hizo la autopsia nos informó que estaba embarazada de diez semanas. Eres mi pequeña, igual que lo fue mi hermana Ivanka. Tengo pavor de que te pase lo mismo.

-Papá... Lo siento mucho, pero no soy ella. Y eso podría pasarle a cualquiera, no sólo a mí por ser la pequeña.

-Lo sé, cariño. Pero es algo que tengo tan profundo dentro de mí que es imposible sacarlo. Sólo quierl cuidarte y esta es la forma que tengo de hacerlo.

Le doy un beso a mi padre en la mejilla. Lo abrazo por el cuello.

-Te amo, papi.

-Y yo a ti, printsessa. Si alguien que te guste mucho, puedo conocerlo, quizás yo...

-No, papi- lo interrumpo- Cumpliré con tu regla, te lo prometo.

-Sé que es injusto para ti y no sabes cuánto te agradezco que quieras complacerme.

-Vamos a conocer a esos japoneses.

Mi padre se ríe, me encanta escucharlo reírse. Bajamos las escaleras juntos, las voces de Sasha y Nina suenan en el salón. Me aliso la falda del vestido sin soltar la mano de mi padre. Mi madre sale del salón, parece ansiosa.