Recuerdo aquella noche como si hubiera sido ayer, me sentía incómodo en aquella fiesta, no me gustaba la multitud y realmente ni siquiera sabía de quién era la fiesta. Mis amigos me habían obligado a estar ahí, yo simplemente accedí solo para que no siguieran de pesados insistiendo en que debía disfrutar mi vida y que me veía como un anciano a mis 17 años al que no le gustaba salir, ni socializar con gente desconocida. "menudos tontos"
Estaba sentado en la barra de un mini bar que había en la fiesta, jugando con la copa de ron que me habían servido mis amigos, ya tenía pensado irme de la fiesta, por que el sonido de la música me estaba reventando los tímpanos, tanto, que sentía que ya tenía migraña, no soportaba un minuto más en ese lugar. De repente la multitud empezó a bailar en parejas, ya podía ver más claramente a las personas que habían allí, fue justo en ese momento, cuando pude notar a una chica muy linda. Y sin darme cuenta estaba mirandola fijamente a los ojos, apreciando su belleza y ella hizo lo mismo. Estoy seguro de que ella no lo notó, pero se le escapó una pequeña sonrisa, Dios mío era la sonrisa más hermosa que jamás había visto en mi vida.
Mis amigos se acercaron dónde yo me encontraba hipnotizado mirando a aquella chica y me sacaron de ahí, yo no pude ni siquiera reaccionar cuando ya nos encontrábamos fuera de la fiesta. La busque por todos lados, pero no pude encontrarla, seguramente ya se habia ido y yo no me habria dado cuenta. Estaba furioso, ya no era culpa de la migraña ni de mis amigos, estaba furioso conmigo por no haberme atrevido a hablarle.
Se la describí a alguno de mis amigos, al parecer no todo estaba perdido, ya que mi amigo me dijo que la conocía y me pasó su número. Pasé meses pensando en si debía escribirle, me asustaba que tal vez ella no recordase haberme visto. Muchas veces pensé en que sería una locura, ya que mis amigos me habían dicho que ella no vivía en ese pueblo. Ella vivía en la ciudad y solo llegaba a ese pueblo en vacaciones. La distancia era mi mayor obstáculo.
Hasta que un día porfin decidí hacerlo, le escribí, nervioso y con mi corazón latiendo tanto que sentía que se me iba a salir del pecho, estaba muy nervioso y con las manos sudorosas al no ver una respuesta de su parte. Era incierto saber cuándo respondería o si me reconocería por mi foto, tenía la cabeza llena de miles de preguntas. Y cuando menos me lo espere, ella respondió y yo no paraba de saltar de la emoción que sentía por su respuesta, estaba feliz, muy feliz, con eso confirmé que me recordaba. Pero me apenó sacar el tema de habernos visto en la fiesta, además de que ya habían pasados muchos meses.
Su nombre era Mariana, le hablé con mucha confianza lo admito, pero es que era inevitable no hacerlo, ella me inspiraba tranquilidad, sentía que teníamos una conexión la cual hacia que habláramos de todo sin sentirnos apenados. Desde el primer día como muy pocas personas lo hacen y menos yo que no me gustaba socializar, los dos empezamos a tener conversaciones muy fluidas.
Solo al ver a Mariana se le notaba muy cerrada y de pocos amigos, y sí lo era, pero mientras más te interesabas en conocerla ella mostraba su forma de ser. Algo de lo que creó, muy pocas personas lograron que ella permitiese que la conocieran de tal manera. Y su ser, su solo ser, era hermoso.
Después de algunas semanas ella me dijo que le gustaba, yo estaba muy emocionado y es que yo no podía mentir, ella me gustaba demasiado. Nunca antes me había interesado tanto en alguien, Mariana tenía algo, no sé qué cosa, pero ese "algo", hacia que yo quisiera seguir conociendo la cada día aún más.
Detrás de esa dulce y hermosa sonrisa había muchos traumas, inseguridades y cosas del pasado que nunca me contó; o lo hizo vagamente sin dar tantos detalles, pero conforme pasaban los días sentía que mi llegada a su vida había hecho que todos esos líos que ella tenía no la atormentaran tanto.
Me sentía el más afortunado por tenerla conmigo y estoy seguro de que ella se sentía igual.
Mi corazón latía como loco cuando ella reía conmigo y la veía tan cómoda, que lo único que quería era hacerla feliz.
ESTÁS LEYENDO
La sonrisa de mariana
Romancedetrás de esa hermosa sonrisa había muchos traumas, inseguridades y cosas del pasado que nunca me contó; o lo hizo vagamente sin dar tantos detalles, pero conforme pasaban los días sentía que mi llegada a su vida había hecho que todos los líos que e...