Mis amigos me llamaron por la tarde para jugar un partido en el que apostaron mucho dinero, fui con toda la actitud de ganar, no le dije nada a Mariana para que fuera a verme pues sabía que ella había tomado esa noche para pasarla con su padre así que fui solo.
Al llegar al parque se hizo la apuesta de la suma de dinero que se llevaría el equipo ganador y empezamos a jugar. Debo admitir que íbamos fatal, era el segundo tiempo y al igual que el otro equipo nos habíamos comido muchos goles por lo que el marcador estaba 0 - 0, estábamos desesperado y cansados, yo estaba bañado en sudor y con el corazón latiendo a mil. Si perdíamos mi hermanito me iba a matar por haberle agarrado el dinero de su alcancía sin permiso y bueno por otro lado también era cuestión de ego, por que los tipos del otro equipo no me agradaban para nada.
Pare un segundo, mire a las gradas, Mariana no estaba ahí, pero me la imaginé gritando emocionada que siguiera y no me rindiera, tengo que admitir que yo estaba muy embobado con esa mujer para estar imaginándome eso. Pero me dio las fuerzas que no me quedaban, seguimos jugando, nos animamos más y con el ánimo de todos jugando en equipo el marcador final fue de 3 - 0 ganando nosotros.
Estábamos todos brincando en una pata y mis amigos querían salir a celebrar, pero yo simplemente recibí mi tajada del premio me despedí de todos y me fui a mi casa. No tenía ganas de celebrar ese día, quería descansar y comer algo porque estaba muerto del hambre. Ellos se fueron de rumba con algunas chicas y yo me fui de camino a mi casa a pie disfrutando el frío tan sabroso de esa noche.
Mientras caminaba admirando la luna de esa hermosa noche, note que iba pasando por la casa de Mariana, no se cómo termine ahí, no iba consciente de las calles por las que pasaba y bueno no fue intencional ya que era otro camino por el que fácilmente podía llegar a mi casa. Me puse los zapatos enfrente de su casa y toque la puerta, quería verla y saludarla aunque fuera por un tiempo muy corto, ya que ese día habíamos hablado muy poco.
Ella me abrió la puerta y me saludo muy sonriente, le conté que habíamos ganado un partido muy bueno y de un momento a otro ella me invitó a pasar a su casa para cenar una pasta que estaba cocinando con su padre. Yo tenía mucha hambre, no había comido nada pero como todo bobo con vergüenza me salió decirle prácticamente que no era necesario porque yo ya había comido y estaba muy lleno, dios mío, el más bobo soy, pero de verdad me daba mucha pena con ella.
Ella no me insistió en que me quedara, y ya estaba apunto de irme, pero salió su padre y logro convencerme para que me quedara con ellos un rato. Luego de eso ella me presento a su padre, era un hombre muy gracioso y conversador, tenia un humor muy particular pero era muy agradable me asustaba un poco porque tenia una expresión muy seria pero en realidad era todo lo contrario, yo supongo que le agrade porque conversamos mucho ese día.
Cenamos pasta esa noche, no pude evitar verla a cada momento, la tenia tan cerca, estaba tan nervioso, pero pude controlarme mientras estaba en esa mesa cenando a su lado, talvez su padre noto mis nervios y mis mejillas rojas, pero solo espero que eso no haya pasado, me daría mucha vergüenza que el se haya dado cuenta que estaba así por Mariana. Después de terminar de comer me despedí de su padre y le di las gracias por haberme invitado también que la pasta estaba deliciosa y que cuando quisiera estaría invitado a cenar en mi casa con mi familia.
Sali con Mariana a la terraza, la mascara de niño fuerte que puede controlar lo que siente se me cayo por completo, no tuve las fuerzas para ocultar mi amor por ella en ese momento, le di un suave y tierno beso en la mejilla y se que noto que ese beso estaba lleno de todos mis sentimientos hacia ella, me asusto tanto que notara que la amaba, me puse aun mas nervioso y rápidamente le dije que tenia que irme.
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La sonrisa de mariana
Romancedetrás de esa hermosa sonrisa había muchos traumas, inseguridades y cosas del pasado que nunca me contó; o lo hizo vagamente sin dar tantos detalles, pero conforme pasaban los días sentía que mi llegada a su vida había hecho que todos los líos que e...