Mariana y yo recobramos nuestras charlas diarias y de algún modo pudimos olvidar todo lo que pasó, yo no lo hice del todo pero no me atreví a contarle como me sentía por ello. Mi trato hacia ella cambió, es como si hubiéramos vuelto a empezar desde cero, sabía que ella percibía que yo había vuelto a ser como cuando apenas nos estábamos conociendo. Me cerré mucho, guarde todas mis emociones en un pequeño cofre para que Mariana no pudiera saber lo que estaba sintiendo, esa era mi manera de ponerla a prueba, no debí hacerlo, pero en ese momento creí que estaba haciendo las cosas bien.
Me guardé mi faceta de romántico enamorado y Mariana al contrario a pesar de mis actitudes, ella sacó la suya. Sabía que me amaba y el corazón se me quería salir del pecho cada vez que ella me lo decía, si antes era hermosa, enamorada de mí lo era 100 veces más. Se que ella no merecía mis actitudes desinteresadas, ni mis constantes reproches y la manera en la que la hice sentir que no me importaba lo que ella estuviera sintiendo, fui un imbécil, no supe expresar lo que sentía, no supe cómo soltarme de mis traumas y hacerle caso a mi corazón.
Faltaban pocos días para mi graduación, ese día, justo ese mismo día, Mariana y yo, nos graduaríamos. En lugares distintos pero desde lejos quise brindarle todo mi apoyo y hacerle saber lo orgulloso que me sentía por ella. Se sentía demasiado raro, había pasado ya un año desde que hablamos por primera vez, el tiempo se pasó muy rápido y yo aún sentía que nuestras miradas se habían cruzado apenas hace unos días.
Mariana me envió una foto antes de su ceremonia de graduación, estaba hermosa, se veía perfecta, era perfecta, desde mis ojos de pies a cabeza ella lo era y me encantaba, que digo Dios mío, estaba fascinado con cada parte de su único y precioso ser. Me mire al espejo, acomode mi birrete, mi cabello negro combinaba perfectamente con ese color vinotinto de la toga, di un suspiro largo, me felicité a mí mismo y salí de la habitación. Había llegado el día y no lo habia procesado aún, no quería graduarme, después de ese día mi vida y mi rutina diaria cambiarían drásticamente, los momentos inolvidables con mis amigos, Dios, yo no quería dejar eso atrás.
Mi madre me sacó rápidamente de la mano a la terraza de la casa porqué quería que nos tomáramos una foto en familia. Después de la foto, mi hermanito estaba que brincaba en una pata, porqué cuando yo empezara a ir a la universidad la habitación sería solo suya, tan chistoso sabía que de todas formas me extrañaria. Mi madre me miraba muy orgullosa, se le salieron algunas lágrimas de felicidad, la abracé, le di un suave beso en la sien y nos fuimos a la ceremonia.
Después de haber recibido mi diploma tuve el honor de dar el discurso final ante mis compañeros, profesores y todos los presentes aquel día.
"parece que hubiera sido ayer cuando jugábamos en las horas libres tirándonos bolas de papel, los apodos que se nos ocurrían para cada uno de todos nosotros o nuestras mini discusiones por ver quién sería el que le llevaría el bolso a la profesora de inglés, me encantó hacer parte de cada uno de esos momentos, momentos únicos en los que las risas no faltaron, y sería mentira decir que no me la pasé increíble, todos contribuimos para que cada uno de nosotros creciera, mejorara y madurara como persona, no me arrepiento de conocer a todos y cada uno de mis compañeros, aprendi a valorar a todos por igual, a ver la magia que había en cada uno de todos nosotros y ese es el mayor regalo que me llevo de cada uno de ustedes, porque en mis días malos todos ustedes fueron el motivo de mis sonrisas, todos siempre tendrán un pequeño espacio en mi corazón, espero que de aquí en adelante todos tengamos éxito y logremos cumplir cada uno de nuestros sueños y que nos convirtamos en mucho mejor personas de lo que somos ahora, gracias a todos"
La ceremonia acabó, célebre con mi madre y mi hermanito, pero después quise tomar con mis amigos y por primera vez la idea fue mía. Mi madre no me puso problema y me dejó irme con ellos, estaba feliz porque había logrado terminar mis estudios con un muy alto rendimiento académico, me gané una beca completa, podía estudiar la carrera que quería y lo había logrado poniéndole todo mi esfuerzo.
Pero algo en el fondo de mi alma aún no me dejaba disfrutar aquello, mi padre, me cuestione y me hice millones de preguntas con cada trago que me bebía, ¿habrá recordado que ese año me graduaría? ¿será que quiso saber algo de mi, de nosotros más bien? ¿nos extraña? ¿en el fondo estará orgulloso del hombre en el que me convertí?. No pude evitarlo, me emborraché y lloré pensando en estupideces, debía ser un día en el que la felicidad en mi ser fuera muy grande. Pero en ese momento en mi, en mi ser, solo había nostalgia y tristeza.
Empinado de la botella de ron, con la vista borrosa y la cabeza palpitando me, me llegó el rostro de Mariana a la cabeza, en ese momento quise tenerla a mi lado, besarla, decirle que era un imbécil por no valorarla y pedirle disculpas por mi actitud. Pero mi consciencia no me permitió disculparme, aunque por otro lado el corazón, el sentir, ese sentimiento tan inmenso de amor que sentía hacia ella, me hizo escribirle un alagó muy lindo esa noche, me sonroje al escribirlo, hacía varias semanas después de lo que ocurrió que no había sido así de caballero con Mariana. Y lo admito que me avergoncé un poco y quise tapar mi alagó con muchos vídeos y fotos, estoy seguro que se dió cuenta de que estaba muy borracho.
Aún así, se que por lo menos pude sacarle una linda sonrisa con mi mensaje.
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La sonrisa de mariana
Romancedetrás de esa hermosa sonrisa había muchos traumas, inseguridades y cosas del pasado que nunca me contó; o lo hizo vagamente sin dar tantos detalles, pero conforme pasaban los días sentía que mi llegada a su vida había hecho que todos los líos que e...