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Recordatorio:
Si en algún momento usamos una expresión que no se ajusta al personaje o consideran que no es propia del país, lo lamentamos y pedimos disculpas de antemano, no somos ni argentinos ni mexicanos y lo estamos haciendo mejor que podemos, esperamos comprendan <3.

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Dada la inútil performance, volvió a colocarse bien sus gafas y lo soltó con rabia, dejando un arañazo en su brazo sin mucha profundidad pero que sin duda dejaría marca. Sin decir nada apoyó su mochila en los barrotes y se sentó en el suelo, apoyando su espalda más tarde en esta. Ni siquiera comentó nada más, solo desvió su mirada hacia sus garras, limpiando sus uñas con las de la otra mano y viceversa.

Roier se apartó al instante de ser liberado y miró al otro con el ceño fruncido. ¿Acaso no haría nada?

—Voy a matarte. —le dijo con seriedad— Mínimo que pareciera que te la crees, pendejo. —agarró con fuerza la espada.

—Sabes que usar eso va en contra de las normas –respondió con total calma– ¿Vos serías capaz de hacerlo? –cuestionó elevando su mirada hacia él.

—En contra de las- y tú qué mierda hiciste, ¿me viste la pinche cara de wey? —gritó alterado, ignorando la última pregunta y frunciendo el ceño— Una verga en contra de las normas, las normas de mis huevos pendejo.

—Yo no usé nada de diamante boludo. No me tomés de estúpido. –contestó, apoyando ahora un brazo sobre una de sus rodillas flexionadas.

—¿Y qué? No hay aquí nadie que vea una verga. —le gruñó— ¿Quieres morir con una de hierro entonces? —cambió su espada— Dame tu maldito gato.

—¿Me vas a matar y al gato también? ¿Desde cuándo tenés la fuerza para matar a dos? –aquella declaración vino acompañada de una sonrisa.

Metió su mano en uno de los bolsillos de la mochila y sacó su pompero, comenzando a soplar por el objeto para expandir una gran cantidad de pompas por toda la sala. Roier abofeteó todas esas burbujas de su cara para prestar atención a sus palabras.

—No creo que tu gato pendejo sepa karate, mamón. —murmuró irascible por la audible soberbia del otro.

—Puede que no, pero yo sé defenderme, no soy un pelotudo. –se estiró, comenzaba a sentirse incómodo al tener tan poco espacio– ¿Si te doy al gato quitarás esto?

— ... —miró a Spreen y le lanzó una espada— Mata al gato. —ordenó— Y así podrás salir.

—¿Yo? ¿No sos capaz entonces? –arqueó una ceja, volviendo a dirigir una gran cantidad de pompas hacia este.

—Quiero que lo hagas tú. —demandó— Sería muy fácil matar a tu gato castroso, pero quiero que lo sientas. —le miró serio, ignorando como las burbujas lo golpeaban.

—No voy a matar a mi gato boludo. –rodó los ojos– Si vos no sos capaz no haré tu trabajo

—Entonces no vas a salir de aquí. —se alejó de la jaula con intención de irse y dejarlo en la oscuridad.

—¿Sabes que podré encontrar una forma de salir, no? –lo siguió con la mirada– Dejá al menos una antorcha boludo.

El de la sudadera roja frenó justo en la salida, girándose lentamente.

—¿Por qué debería dejarla? —dijo con tono serio— "No tengo... Compasión" —sonrió, con los ojos entrecerrados y una sonrisa incompasiva— Tú y yo no somos amigos.

—¿Andás rencorosa? –se giró hacia este, poniéndose de pie esta vez– ¿No sabés inventar tus propias frases, boludo?

En cambio, esta vez Roier no hizo de responder o contestarle. Lo miró con cansancio y lentitud mientras salía del lugar.

GreenPeacen't  [Sproier|QSMP] • Cancelada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora