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Recordatorio:
Si en algún momento usamos una expresión que no se ajusta al personaje o consideran que no es propia del país, lo lamentamos y pedimos disculpas de antemano, no somos ni argentinos ni mexicanos y lo estamos haciendo mejor que podemos, esperamos comprendan <3.

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—¿Yo que chucha voy a saber? —le dijo con el ceño fruncido— Esto estará por qué si y ya, no creo que signifique nada. No soy arqueólogo, mamón. —le dijo siguiéndolo— Y no me intentes distraer de la pelea. —Insistió de nuevo, de manera pesada, casi como un niño pequeño

En ese momento alguien apareció detrás de Roier, esa misma persona encapuchada que había conocido ese mismo día. Spreen estaba tan ocupado observando aquella extraña composición de rocas que no se había percatado.

—Veo que has logrado lo que te pedí. –susurró el hombre en la oreja del chico.

Roier salto del susto al sentirlo detrás y se giró apuntando lo con la espada, luego se relajó

—Me habéis timado. Míralo ahí bien pendejo viendo puras piedras pendejas. —señaló al oso— Qué verga vais a hacer. Dañar lo que Spreen más quiera —insistió.

El hombre colocó una mano sobre la boca del otro, negando con su dedo, moviendolo a ambos lados varias veces.

—Todavía te queda una cosa que hacer. –señaló al oso– Tienes que mantenerlo dentro de este recinto por unos minutos, estamos preparando todo. ¿Podrás conseguirlo?

—No lo sé. Ese idiota no para de moverse por todas partes. —bufó con cansancio— Okey okey, intentaré. —asintió varias veces— ¡Spreen! —lo llamó— ¡Ven! ¡Mira esto!

El de la túnica asintió y se alejó de la zona, yendo directamente hasta la casa de antes.

Spreen estaba mirando de todas las perspectivas posibles aquella especie de monumento, era extraño, muy extraño. Elevó la mirada hacia su compañero, yendo hasta este para ver qué quería.

—¿Qué? ¿Qué viste?

Roier fingió no saber de lo que estaba hablando

—¿Que? ¿Ver el qué? —dijo una vez estaba ahi— Ya sé, ven por aquí. —empezó a merodear por el lugar.

—¿Sos idiota? Me llamaste, ¿qué pasó? —viendo que el otro parecía tomarle el pelo frunció el ceño— ¿Acá querías que viniéramos? Posta, sos un pelotudo, ya peleemos si querés.

Volvió a tomar su arma, agarrando con fuerte la empuñadura del hacha y colocándose en posición de ataque.

Roier se giró, y sacó la espada para ponerse a la defensiva

—Pues ven, hijo de tu pinche puta madre. ¡Aquí te espero carnal! No te creas, maldito pendejo cobarde. —le gritó— ¡¿También vas a matar a un puto animal inocente o eso no te hace falta para pelear, culero?!

—Vos sos el cobarde, ya viste como saliste corriendo sin siquiera enfrentarte. No protegiste al perro, no podés protegerte ni a ti mismo —Sonrió con malicia, le estaba calentando, y probablemente aquello se tornara de otra forma inesperada, siempre ocurría— ¡Vení acá!

—¡¿PERDÓN?! —gritó alterado— ¡Estás bien menso, imbécil! —le gritó con ira mientras se acercaba— Eres una maldita mierda, Spreen. Confiaba en ti y solo eres una maldita escoria. Eres un pinche culero que se cree mejor que los demás y está completamente solo. Y adivina qué. Lo seguirás estando por qué no pienso ni hablar contigo maldito pendejo. —se lanzó hacia él, golpeándolo con la espada— ERES UN MALDITO PENDEJO CULERO, CONFIÉ EN TI, CABRÓN, MALDITO ENFERMO. SI TENGO QUE MORIR TE ARRASTRARE CONMIGO.

GreenPeacen't  [Sproier|QSMP] • Cancelada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora