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Recordatorio:

Si en algún momento usamos una expresión que no se ajusta al personaje o consideran que no es propia del país, lo lamentamos y pedimos disculpas de antemano, no somos ni argentinos ni mexicanos y lo estamos haciendo mejor que podemos, esperamos comprendan <3.

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Roier lo miró y suspiró. Le hizo unos tamales y un par de bebidas y se las puso junto a lo demás.

— ... Si tienes problemas con eso solo ven y ya. No preguntaré si te apena. —habló esta vez más lento— No creo poder hacer más, neta.

—¿Para que solo andes recordándome lo poco que le importo? Quizás y mejor me quedaba comiendo conejos –terminó el primero de los tacos para seguir con el segundo.

—Parece cómo si te importara lo que te estoy diciendo. —murmuró ordenando el cofre de la comida, ya que había sacado mil ingredientes para todo— Nunca parece que te haya dolido nada de lo que te diga. Pero igual, es mejor aparentar ser guay con esas gafas que pensar en los demás, ¿apoco no? —murmuró, está vez en un tono mucho más suave y con cansancio.

—Ni en pedo. –respondió cortante, volviendo a dar otro bocado al taco. Estaba claro que no lo iba a admitir así como así, pero había sentido algo de alivio al soltar ese último comentario.

Soltó una respiración fuerte parecida a una carcajada sin sonido y siguió ordenando.

—¿Y bien? Están pasando otras cosas a parte de eso?

—¿Querés ver algo? –preguntó, elevando su mirada hasta él.

Roier estuvo pensando si era un chiste o una broma, al ver que no y que hablaba en serio asintió varias veces.

—¿Qué fue? ¿Qué paso? —dejó un par de ingredientes mal colocados en el cofre para atenderle.

El pelinegro se separó de la pared, levantándose y apartando el plato para no golpearlo. Agarró su camiseta y se la quitó poco a poco para no acabar de romperla. Se dio la vuelta y le mostró aquellas marcas que se habían ramificado. Además de numerosos cortes y heridas.

—¿Qué pensás?

Roier se mantuvo en silencio. Se acercó un poco para míralo de cerca y acercó los dedos a su espalda con suavidad.

—¿Duele? —preguntó

Negó con la cabeza varias veces.

—No sé que sea, apareció hace unos días pero cada día se extiende más.

—No duele... —repitió, más para el mismo. Llevo lentamente sus dedos por aquellas marcas. Parecían tener relieve y estar ligeramente algo más calidas que la piel normal.

—Parece un veneno, pero si no duele no se que puede ser. —murmuró— Tiene... Eh... No tiene muy buena pinta, wey. —habló algo más bajo.

—Sí, ya sé –comentó dándose la vuelta para volver a tomar su remera y colocarsela. Pero en el momento de pasar su cabeza por la abertura de esta, sus gafas se cayeron al suelo. Dejando ver aquella cicatriz por el corte que le hizo el otro hacía unos días y sus párpados caídos además de las enormes ojeras.

Roier las recogió antes que el otro para devolverlas y puso una mueca cuando le vio. La verdad, ya se imaginaba algo así ya que no lo veía muy activo hablando, a si que su expresión no fue tan exagerada.

—Compa, deberías descansar. —murmuró dandole los lentes y yendo a cocinar algo de manzanilla y poleo— Arriba hay una habitación, ya sabes.

—No puedo dormir –tomó las gafas rápidamente para volver a colocarselas– Llevo días sin hacerlo.

GreenPeacen't  [Sproier|QSMP] • Cancelada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora