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¿Quién diría que unas palabras lo haría despertar tal solo un poco? Estaba algo confuso, pensativo y… curioso. ¿Cómo fue que se conocieron desde hace años?

El agente rojo le explicaba brevemente mientras el contrario lo acompañaba a sus papeleos, que iba directo hacía una sala.

     —Así que, en la única academía que existe te conocí.

     —Exacto, pero noto que no recuerdas mucho.

     —Claramente, no —expresó el espía cían azúl.

     —Bueno, no me sentiría decepcionado si no recuerdas los rostros de tus compañeros desde que eras joven. —Sonrió levemente de forma simpático.

     —Tengo buena memoria para demasiadas cosas… ¿Por qué no podría recordarlos? Incluyéndote.

     —Tal vez tu concentración con hacer las tareas correctamente no te hizo poner atención a nosotros.

     —No es cierto —corrigió—, no sería capaz de hacer eso.

     —¿Y entonces?

El espía se quedó callado. ¿Cómo podría responder ante eso? ¿Cuál sería la explicación exacta? No sabía con cierta exactitud.

Según él, había conocido a muchos compañeros a lo largo de sus años de disciplina, pero… ¿por qué los olvidaría?

     —Agente Finn.

     —Lo lamento, yo… —Tenía la mirada un poco abajo. Pensaba en lo irrespetuoso que es olvidar a sus compañeros.

     —Vamos, no te pongas así —Le dió una palmada en su espalda—, discutir por eso es una tontería. Eso quedó en el pasado —comentaba un poco vergonzoso por comenzar un pequeño problema con el tonto asunto.

     —Sí… Tienes razón. Ponerse de este modo por algo antiguo es ridículo —mentía con una sonrisa al tener su rostro al frente.

     —En fin, cambiando de tema, espero llevarnos bien de ahora en adelante.

     —Igualmente. —Le sonrió.

Pero antes de poder seguir charlando para conocerse más, habían llegado a sus destinos, o mejor dicho, para el espía rojo. Se quedaron en frente de una entrada de las varias salas privadas que habían, mirándose antes de despedirse.

     —Bueno… Hasta aquí la charla. —Soltó una pequeña risa.

     —Sí… —Antes de poder decir algo más, dió un leve bostezo pesado.

     —Ya me imaginaba que no tenías buen aspecto.

     —¿Tanto se nota? —Levantó una ceja.

     —Si te observan detenidamente, sí. —Sonrió de forma burlona.

     —De todos modos, no le tomes importancia —Cerró sus ojos—, porque el gerente me ha dado unos días de descanso por las misiones que me he encargado. —Las volvió a abrir.

     —Vaya —se asombró un poco—, si que te tienen importancia.

     —No te creas.

     —Lo digo en serio, no he visto a agentes esforzándose tanto en misiones seguidas. Y aún así, te mantienes el tiempo posible despierto. Increíble, ni yo aguantaría tantas tareas complicadas.

     —Gracias —agradeció con una sonrisa, casi en forma de pregunta. ¿Por qué tanto halago? Si solo sería su compañero de trabajo, no su sirviente o algo por el estilo. De por sí, ya le caía bien a primera vista, ¿acaso trataba de ser más amable de lo común?

Romance Encubierto {Finn McMissile X Leland Turbo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora