Romance Encubierto {Finn McMissile X Leland Turbo}

7.

Caminaba sin rumbo, pasando de lado a ciertas personas conocidas pero casi irreconocible, de buena postura y con una carpeta en un brazo, papeles escritos archivados que nadie sabe qué serían.

Se detuvo por un momento al oír una voz detrás de él que lo llamaba por su nombre, siendo una voz femenina y agradable, pero sus palabras no eran entendibles.

Volteó para verla y descubrí quién era, pero su rostro era borroso como todo los demás; sin embargo, su vestuario se le notaba bastante, llevando un uniforme formal con un logo en su pecho derecho, aunque este tampoco se logra entender.

Se la quedó observando para tratar de ver sus partes del rostro, pero solo logró los labios, donde había una sonrisa dulce. Intentó decir otra cosa, y aún así sus palabras eran difíciles de comprender.

¿Quién podría ser? ¿Para qué lo llamaba? No podía encontrar respuesta alguna, pues su mente era nula como todos los rostros de las personas pasajeras y la de ella.

La chica se iba acercando hacía él con naturalidad y sin intención de causar problemas.

Y al estar frente a él, dijo:

✨🌐✨

     —Proxima parada: Vladivostok.

El agente cían azúl abrió los ojos algo sorprendido por el extraño pero agradable sueño, recordando a la chica irreconocible con su apariencia y voz errónea, mientras el espía rojo despertó normalmente, recibiendo ambos la noticia del piloto.

Leland parecía haber descansado bien, aunque Finn totalmente no, pues soñar profundo lo hizo dejar pensativo y algo cansado. Pero de todas formas, estando así, se paró junto con su amigo acomodando un poco sus trajes.

     —¿Buen descanso? —cuestionó el espía rojo.

     —Sí —mintió con una sutil sonrisa—. ¿Y tú?

     —Igual. —Le regresó la sonrisa.

Y sin más charlas, se dispusieron a preparar sus objetos ocultos y acercarse a la salida, donde al aterrizar y abrir la puerta, el cielo estaba oscuro con luces de acompañamiento.

Ambos agradecieron al piloto y salieron del avión, listos para comenzar la investigación.

💠🌐♦️

Pasearon de mientras e iban conocieron la ciudad, pero sin distraerse en ningún momento. Habían demasiado habitantes merodeando en cualquier parte, entrando y saliendo de los locales y casas ordinarias pero con un toque elegante, jóvenes y niños por el parque con o sin padres, mascotas, luces y charlas.

Ver tanta felicidad al mismo tiempo le hacía sonreír levemente al agente cían azúl, provocando curiosidad en el espía rojo, observando y preguntando:

     —¿Te gusta esta ciudad?

     —¿Huh? —Lo miró desviando sus pensamientos—. Heh, sí, ¿por qué diría lo contrario?

     —No lo sé —Miró al frente—, dudada en que tal vez quieras pasar unas semanas aquí. —Sonrió algo bromista.

     —¿De qué estás hablando? —Levantó una ceja sin dejar de sonreír—. No soy de tomarme unas vacaciones y ni mucho menos mudarme por un tiempo a cualquier país. ¿Por qué lo dices?

     —Porque sonreías.

     —¿Por eso?

     —Sí. —Se avergonzó apenas.