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Eran alrededor de 22:10 P.M. desde que llegaron a su destino. Se encontraban cerca de las orillas del río, con ciertas clases diferentes de barcos que uno era más decorativo y enorme que otros.

Ellos estaban buscando uno público que los lleven bastante lejos de la ciudad, como si fueran turistas que quieren pasar días tranquilos en un crucero elegante.

Para sus suertes, habían bastantes pasajeros que podían pasar desapercibidos entre ellos y no traer sospechas algunas, aunque para eso estaban preparados; además que las personas de sus alrededores no suelen prestar atención en la mayoría a los desconocidos como los agentes secretos.

Se acercaron al crucero elegante —Tal como pensaron— con normalidad, dando a un capitán en su puesto de vigilancia los boletos que reservaron hace aproximadamente más de una hora, dejando subir a ambos señores en trajes al barco con los demás pasajeros, donde entre algunos ya se podían oír sus respectivos idiomas con un actitud positiva.

Luego de unos minutos más esperando a posibles pasajeros nuevos, el capitán de vigilancia alertó a sus empleados que soltaran las cuerdas y así moverse poco a poco el barco enorme hacía un rumbo «vacío» bajo las estrellas y rodeado de agua salada y helada.

Sinceramente, no pasó mucho tiempo desde que ya se estaban alejando de la ciudad, donde estarán rodeados de pasajeros felices de su paseo turístico y a la vez vacacional. A pesar que para los espías también eran como una invitación de pasar un rato antes de iniciar la misión, no podían bajar la guardia y fingir que tienen todo bajo control, solo deben concentrarse antes de ingresar a la guarida secreta de los criminales para que nada falle en sus planes de conseguir información y salir sin mucha dificultad y problemas de descubrimiento.

Aún así con esos pensamientos centrados, había una cosa que no podían evitar hacer: Apoyarse sobre la baranda del crucero y tener la vista en el océano bajo cielo estrellado, mientras conversaban disimuladamente. Sentir la brisa contra sus rostros y el sonido del agua corriente hacía que la situación fuera, al menos, un poco más calmada para quitar la tensión que se aproximaba.

Habían acordado en qué momento se estarían preparando cada uno a través de la tecnología en modo holograma donde se puntúa la ubicación en medio del océano. Mientras pasa el tiempo y ya habían acabado aquella conversación de preparación, uno de ellos cambia de tema.

     —Detesto el frío.

     —¿Perdón?

     —Tal como oíste —dijo el de ojos azules con una sonrisa algo divertida.

     —¿Y por qué razón? —dudó con una sutil sonrisa con una ceja levantada.

     —Porque te congela hasta la mente más inteligente y astuta, que te es imposible concentrarse. Pero ahora… es leve y, calmante —agregó con cierta cursilería.

     —A mí no me importa en qué tiempo climático estaría pasando —comentaba viendo al frente—, mientras haya suministros de supervivencia para soportar la temperatura, no habrá problemas alguno —estableció dejando de lado el intento de dirigir palabras poéticas por parte de su amigo.

     —Tienes razón; lo sucedería en verano —miró al frente algo avergonzado por ser un poco poético.

     —Así es —afirmó con calma.

El silencio volvía a cada momento. Esta vez porque no había un tema específico que se pueda iniciar para que el tiempo se acelere.

Tenían todo acordado con la misión que no hace falta explicarse una y otra vez lo que deben hacer cada uno. Los temas aleatorios que tienen en mente eran incómodos de conversar, pues eran personales que se relacionaban con los sentimientos y muchas dudas: y algunas eran simplemente aburridas.

Romance Encubierto {Finn McMissile X Leland Turbo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora